EL RIESGO DE
OPINAR: el monitoreo global desde el poder
Con el enorme desarrollo
tecnológico de las telecomunicaciones, ya no sólo que los cuerpos represivos de
los Estados pueden pinchar tu teléfono, sino que penetran directamente en tu
vida personal registrada en tu computadora o teléfono celular. O vigilan lo que
escribes. Para muchos, ello puede resultar fatal.
En el caso de los comunicadores
sociales y líderes de opinión que difunden información sensible o exponen sus
puntos de vista en contra del poder, en diferentes medios digitales y redes
sociales, la situación es especialmente difícil. Son permanentemente vigilados
y acosados, cuando no detenidos ilegalmente, asesinados, desaparecidos.
El genocidio sionista en Gaza en
los últimos años, tuvo y tiene como uno de sus objetivos a los comunicadores
palestinos o no palestinos, que denuncian desde adentro las atrocidades cometidas por los
criminales israelíes. Y eso molesta al imperio gringo y a la cúpula sionista,
como no. Según un informe de fines de agosto del presente año de Reporteros Sin
Fronteras, hasta ese momento 210 periodistas habían sido asesinados en Gaza
desde el 7 de octubre de 2023. Pero la cifra habría llegado a 289 el 2 de
diciembre de 2025, según otras fuentes; algunos de esos crímenes ocurrieron en los meses en que
supuestamente rige un “alto al fuego”, permanentemente violado por Israel, con
el aval de USA.
Uno de los símbolos actuales de
la dignidad de los investigadores y comunicadores sociales comprometidos con la
denuncia de los abusos del poder, es Julian Assange. Perseguido implacablemente
durante 15 años, incluidos 7 de confinamiento en la embajada de Ecuador en
Londres y 5 en las mazmorras de Inglaterra (prisión de máxima seguridad de
Belmarsh), Assange nunca renunció a su compromiso con la verdad y la justicia.
Su último acto, la denuncia en Suecia contra la Fundación Nobel, por la
tergiversación del premio de la paz entregado a una golpista y guerrerista
venezolana, instrumento del imperio. El portal Spanish Revolution resume el valor
de Assange: “El mundo necesita a Assange. Lo necesita precisamente porque
incomoda, porque desarma relatos oficiales y porque demuestra, con documentos y
fechas, que el poder miente cuando nadie lo vigila.”
Pero más allá de esos y otros casos
graves de represión desde el poder abusivo a la libre expresión y a la búsqueda
de la verdad. Existe también un sistemático monitoreo y seguimiento a todo lo
que se escribe en redes y espacios virtuales. Supongo que ello para los comunicadores
más populares y líderes de opinión, es el pan de cada día; los vigilan permanentemente,
y lo saben. Reciben advertencias y amenazas, a veces acciones violentas o
detenciones, cuando han osado pasar algún límite que sólo el poder define, conoce
y cambia a su antojo.
Pero, aun personas comunes, “simples
llamingos” (como diría un amigo), estamos sujetos a esa vigilancia, que no sólo
ocurre localmente, sino que ahora puede darse desde cualquier parte del mundo.
Seguramente utilizan robots para los primeros tamizajes y cuando creen
necesario pasan a un seguimiento más personalizado, y a las acciones. Los disparadores
que prenden las alarmas no tienen que ver con el oficial tráfico de
armas, con el narcotráfico, con la xenofobia, la pedofilia u otros crímenes, porque
el poder convive impunemente con ellos. Buscan signos que pueden ser peligrosos
para el poder, palabras clave y volumen de accesos o lecturas. Por ello algunos
prefieren cambiar letras en las palabras prohibidas más monitoreadas:
si#nism#, Pal@stina, imΩerio…
Las primeras notas que publiqué desde
la década de 1980, muchas veces anónimas, lo hice en medios alternativos
impresos, el Boletín Testimonio de la CDDH, Derechos del Pueblo de la CEDHU, o
notas editoriales en las revistas radiales Testimonio de la CDDH, Al Derecho y
al Revés de PRODH. Más tarde, en un momento de receso en relaciones laborales
que lo hubieran impedido, y por la generosidad de los amigos, se publicó
algunas de mis notas en el emblemático quincenario Tintají, medio que tanta
falta nos hizo luego de su desaparición por razones económicas. En el 2015, ya definitivamente
libre de trabas burocráticas, envié mi primer artículo al medio electrónico La
Línea de Fuego (LLF), una hija y sucesora de Tintají; lo acogieron, otra vez
con esa gran generosidad de las compañeras y compañeros de lucha, desde aquella
ocasión y con pocas interrupciones se continúa publicando algunas de mis notas
en LLF. He participado también en otros espacios, como Fuentetaja. Pero, a
partir del 2021 decidí abrir mi propio blog, para tener más libertad y para
tratar otros temas que no necesariamente son publicables en LLF.
Probablemente desde hace ya algún
tiempo hubo un seguimiento extraño a mi blog, pero no me percaté. Sin embargo,
a partir de unas notas por el último paro nacional del Ecuador (septiembre - octubre
2025) y en el último proceso de consulta y plebiscito (noviembre 2025),
incluyendo una muy leída sobre los peligros de privatización de los servicios
de salud del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que se publicó
también en LLF, noté que crecían inusitadamente accesos desde lugares extraños,
como Singapur o Hong Kong, donde no tengo amigos ni conocidos.
Un blog en la plataforma Google,
permite al dueño y administrador del mismo constatar algunos detalles de los
accesos. En estos dos últimos meses se han incrementado ingresos no sólo desde Singapur
y Hong Kong, sino desde USA, Reino Unido, Alemania, e incluso algunos países
latinoamericanos donde pocos amigos leían mis artículos. Los patrones son de lo
más extraños: picos de “lecturas” inusitadas desde Gran Bretaña o USA de todas
mis “entradas” del blog (cerca de 100) en un mismo instante; o patrones de “lecturas” cada dos o tres minutos durante varias horas, con
intervalos absolutamente simétricos. Obviamente robots. O también dificultades
de acceso, constatadas por mí o reportadas por amigos, cuando escribí algunas
notas sobre el genocidio sionista contra el pueblo palestino.
El gráfico al final de esta nota,
obtenido de las estadísticas de mi blog, que tiene relativamente pocos lectores
y ningún seguidor, da cuenta de ese monitoreo inusual, sobre todo los últimos
dos meses, desde algún oculto entramado transnacional. Seguramente llegó a
inquietarles alguna de mis notas.
Obviamente se ve en el cuadro que
la mayor cantidad de lectores son de mi propio país, aunque también hay amigos
lectores dispersos por varios otros países: Argentina, Chile, Brasil, Venezuela,
México, USA, Canadá, Gran Bretaña, España, Francia, Rusia… Sin embargo, les
puedo asegurar que no tengo fans, en absoluto; menos aún en Estados Unidos,
Singapur, Hong Kong, Alemania, Reino Unido, Japón y Suecia, que encabezan el
extraño seguimiento agresivo a mi blog, de los últimos meses.
Las redes de espionaje imperial
están muy bien coordinadas en todo el mundo. Los grandes magnates ultra
millonarios de la informática, la comunicación y las redes sociales (los nuevos
señores feudales), son los que facilitan y mantienen ese trabajo sucio; no le
cuesta nada al gobierno de USA ni a los de los demás países del capitalismo central,
lo pagamos los consumidores globales.
Si a un llamingo como yo o como usted,
nos hacen seguimiento, imagínense lo que sucede con las organizaciones de izquierda,
ecologistas o feministas, con las redes de solidaridad, con los comunicadores
comprometidos y activistas de todo el mundo. La red de información del Plan
Cóndor queda como un juego, un macabro e incipiente ensayo. Los atentados terroristas
del sionismo con explosivos en buscadores personales (beepers) contra los
militantes de Hezbolá y población del Líbano en septiembre del año 2024, no pudieron
realizarse sin la participación de las empresas de comunicación y afines de Occidente, los oligarcas tecnológicos.
Y ese sólo es el comienzo, el monstruo se vuelve más cruel cuando ve cerca su
caída.
Publico a propósito esta nota.
Porque sé que también será monitoreada. Para que sepan que no somos pendejos,
que estamos al tanto de sus acciones rastreras, las mismas que atentan contra
la libertad de expresión a nivel mundial.
hnc / 23 diciembre 2025
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