Eugenio Espejo, “terrorista”


Ha sido común en estos días, que no sólo el Gobierno y sus voceros, sino gente que se cree de la “clase media”, repitan insistentemente y sin ningún fundamento el insulto de “terrorista”, “indio terrorista”, para los líderes y participantes del paro nacional. El pueblo les responde en redes, con múltiples mensajes: “soy campesino, no soy terrorista”, “soy artesano, no soy terrorista”, “soy estudiante, no soy terrorista”, “soy artista, no soy terrorista”, “soy partera, no soy terrorista” …

La corona española, representada por el gobierno de la Real Audiencia de Quito, de la cual algunos “ecuatorianos de bien” se creen descendientes directos, usaba una serie de epítetos para referirse a Eugenio Espejo: "rencilloso, travieso y subversivo", debido a sus ideas y acciones que confrontaban la autoridad colonial.

Para ese tiempo, no se había acuñado aún el término “terrorista”, profusamente usado luego por los gobiernos oligárquicos del mundo y el imperio gringo para referirse a quienes se oponen al poder dominante, a nivel global.

Como bien nos recordaban hace unos días en sus redes sociales, los excelentes músicos italianos del grupo “Trencito de los Andes”, en un mensaje a sus mashicuna ecuatorianos que luchan valientemente por sus derechos: el término terrorista se comenzó a usar en Francia en la década de 1790, después de la revolución francesa, cuando algunos miembros de la aristocracia fueron ejecutados en la guillotina.

En el diccionario británico, el término terrorista (https://www.britannica.com/topic/terrorism) se define como:

“Terrorismo : el uso deliberado de la violencia para crear un clima general de temor en una población y, con ello, lograr un objetivo político específico. El terrorismo ha sido practicado por organizaciones políticas con objetivos tanto de derecha como de izquierda, por grupos nacionalistas y religiosos, por revolucionarios e incluso por instituciones estatales como ejércitos, servicios de inteligencia y policía.”

De tal manera, que aun en una definición europea, que puede considerarse ortodoxa para el orden burgués, se destaca que esa definición bien les queda a algunos grupos religiosos, así como al Estado, sus ejércitos, servicios de “inteligencia” y policía. De hecho, en Latinoamérica tenemos múltiples ejemplos en el último siglo de aplicación de terrorismo desde el poder del Estado, de los gobiernos: terrorismo de Estado; y esa ha sido la forma de terrorismo más común en nuestra región (recuerden Trujillo, Somoza, Pinochet, Videla, Uribe… y Noboa no se queda atrás). Algunos han puesto apellidos específicos a cierta forma de terrorismo estatal, como el terrorismo económico, que generalmente beneficia la acumulación de capital y somete a los pueblos a condiciones inhumanas de sobrevivencia.

Este término que se utilizó inicialmente en Europa, tardó en llegar a América. Si no, la corona española lo hubiera añadido a la serie de epítetos que usó con Eugenio Espejo. Como recordarán, luego del episodio de las banderas rojas de Espejo (21 de octubre de 1794), coincidentemente en octubre, Eugenio Espejo fue sometido a una implacable persecución y fue detenido en las mazmorras de la Colonia a inicios del año 1795, donde por las condiciones infrahumanas de detención, enfermó varias veces, hasta la disentería que lo llevó a la muerte el 27 de diciembre del mismo año, a la edad de 48 años.

Mucha “gente de bien”, partidaria ciega de los gobiernos oligárquicos como el de Daniel Noboa Azín, se llena la boca para repetir los calificativos de “terroristas” a los dirigentes y activistas que mantienen el paro popular contra las medidas del gobierno corrupto que sólo vela por sus intereses económicos y los de su grupo. Y muchos de esos personajes de la derecha, supuestamente -a la par- destacan el legado de Espejo, así como de personajes de la Independencia (Manuela Cañizares, Bolívar, Sucre, Manuela Sáenz), o de la pionera de los derechos feministas en el Ecuador, la médica Matilde Hidalgo.

La ideología de esta gente de derecha es totalmente opuesta a lo que representan estos personajes históricos de las luchas de nuestro pueblo. Ya dejen de mencionar a los nuestros, a nuestros luchadores del pueblo. Ustedes no son dignos de ellos. Su supuesta sangre azul (blanca-europea)[1], su avaricia y prepotencia, son incompatibles con las luchas de liberación del pueblo ecuatoriano y sus líderes.

Otro de los términos con el que los agentes de la corona española designaban a Eugenio Espejo, era el de "duende", por sus actividades nocturnas y la propagación de sus ideas liberales. Hoy, los términos “duende” o “bruja”, tan profusamente usados de manera negativa por la iglesia católica del medioevo, no tienen aquel sentido peyorativo. Al contrario, han sido reivindicados por los movimientos feministas (brujas, como mujeres sabias y como víctimas de la inquisición católica) y por académicos y otras organizaciones sociales.

En 1959, en la Editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, se publica la obra histórica “Eugenio Espejo, Médico y Duende” del distinguido médico salubrista, periodista y escritor, Enrique Garcés Cabrera (reeditada por el Municipio de Quito en 1994 y por el Ministerio de Salud Pública en 1996). Allí, Garcés reivindica el calificativo de duende para Eugenio Espejo, a partir del epíteto de la corona española, lo convierte en una virtud más de Espejo, por su infatigable acción conspirativa por la libertad de nuestros pueblos.

La historia de nuestro país, esta llena de héroes, mujeres y hombres, que se comprometieron, arriesgando sus vidas, con las transformaciones de la sociedad. Espejo y los patriotas ejecutados el 2 de agosto de 1810, forman parte de ese caudal de resistencia. Manuela Cañizares, luego del primer grito de la independencia del 10 de agosto de 1809, fue una de las personas condenadas a muerte por la corona española, tuvo que esconderse en el Valle de Los Chillos, en casa de Rosa de Montúfar, hija de Juan Pío Montúfar (el Marqués de Selva Alegre), murió a los 45 años de edad, enferma y en la clandestinidad, asilada en el convento de Santa Clara de Quito a fines de 1814.

El 17 de mayo de 1781, en la Plaza de Armas del Cusco, Túpac Amaru II, fue decapitado y despedazado. Quisieron dejar un mensaje de terror, pero sólo dejaron un símbolo enorme de resistencia. En 1872, Fernando Daquilema y Manuela León, líderes del levantamiento que inició el año pasado, corrieron la misma suerte en el Ecuador, fueron ejecutados mediante fusilamiento, luego de mañeados “juicios”.

Los grupos de derecha y ultraderecha que hoy tratan de terroristas a los pueblos y nacionalidades que están en lucha, fueron los mismos que masacraron de manera bárbara a Eloy Alfaro y sus colaboradores más cercanos, en el vergonzoso hecho del 28 de enero de 1912. Y quisieran hacer hoy lo mismo con algunos líderes populares que les resultan incómodos.  ¿Quiénes son entonces los terroristas?

Frente a esa barbarie del Estado burgués y la clase dominante, a la que trágicamente se suman algunas voces confundidas del pueblo, quiero terminar con la conocida frase de Mama Dolores Cacuango, símbolo de nuestras luchas. Hoy la derecha ecuatoriana quiere eliminar su memoria del mural de Oswaldo Guayasamín del pleno de la Asamblea Nacional.

"Nosotros somos como los granos de quinua si estamos solos, el viento lleva lejos. Pero si estamos unidos en un costal, nada hace el viento. Bamboleará, pero no nos hará caer". (Dolores Cacuango)

hnc / 7 octubre 2025



[1] El destacado investigador ecuatoriano, César Paz y Miño, señala que toda la población ecuatoriana, aun la que se siente “blanco-mestiza”, tiene una gran proporción de rasgos genéticos de pueblos y nacionalidades de los Andes (amerindios):

“12.  Estudiando SRTs, SNPs, INDELS, ADN mitocondrial matrilineal y ADN de los cromosomas Y patrilineal, de la población ecuatoriana, y comparando estos datos con población mundial, podemos concluir que la población con mayor presencia actual es la llamada mestiza y que está constituida genéticamente, de rasgos trihíbridos con los siguientes porcentajes: amerindio 60%, europeo 30% y afrodescendiente 10%.

13.  Cuando se realiza la tipificación de los marcadores genéticos de las otras dos poblaciones con mayor representación en el Ecuador, amerindio y afroecuatorianos, los porcentajes de los marcadores genéticos cambian. La población de la costa tiene más componente europeo y más afro, la de los Andes y Amazonía más componente amerindio, que coincide de alguna manera con la llegada de los españoles por vía del océano Pacifico, que primero se aposentan en la costa y luego ascienden a los Andes. Los pueblos indígenas del Ecuador tienen 90% rasgos genéticos amerindios, 7% europeo y 3% afro. Mientras que la población afrodescendiente tiene 75% de afro, 20% amerindio y 5% europeo.”

https://www.cesarpazymino.com/single-post/gen%C3%A9tica-del-origen-y-poblamiento-del-ecuatoriano-1

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