ISRAEL ESTÁ DERROTADA: su plan de repliegue sería instalarse en la Patagonia

No importa cuanto tiempo dure como enclave europeo y norteamericano en Medio Oriente, y a pesar de la arrogancia militar y crueldad que muestra contra el pueblo palestino y otros pueblos vecinos, árabes o musulmanes, Israel ya está derrotada y desparecerá tal como se la conoce hoy, tarde o temprano.

Precisamente sus acciones genocidas en Gaza, y sus ataques reiterados contra Palestina, Siria, Líbano, Yemen o Irán, muestran su desesperación. Saben los sionistas que la violencia (extrema violencia) es el único recurso que les queda para tratar de sostenerse. Tal cual como USA y la OTAN actuaron en Iraq, Afganistán, Siria, Libia y otras partes del mundo.

Los fundadores y actuales dirigentes sionistas de Israel, con el fuerte apoyo de USA y gran parte de Europa, no representan al pueblo judío ancestral que convivió por milenios con el pueblo palestino y otros pueblos vecinos, como hermanos. Israel fue fundada por europeos y de hecho es un país europeo, su cultura es europea, no es semita. Participa Israel en competencias deportivas europeas y en eventos artísticos y culturales europeos; los pueblos asiáticos jamás permitirían que forme parte de sus eventos y justas regionales.

Sin embargo, el imperio, del que Israel es su apéndice y enclave gorila, ha sabido hacer bien su trabajo de zapa en el Oeste de Asia. Hay que reconocerlo. Y ello demora la liberación del pueblo palestino, así como la paz en Medio Oriente. Occidente lucra de la guerra y del genocidio en la región, no quiere perder esos negocios.

Sea por el conservadurismo de monarquías anacrónicas como la del rey de Marruecos Mohammed VI, la de Abdalá II bin Al-Hussein de Jordania, o la del Jeque de Dubái, Mohammed bin Rashid Al Maktoum, o del príncipe heredero Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud que funge como primer ministro de Arabia Saudita. Pero sobre todo por los jugosos negocios de esas monarquías con occidente, los pueblos de Medio Oriente y los pueblos musulmanes tienen lamentablemente en sus propias entrañas a aliados del sionismo y del imperialismo occidental.

Pero, aún así. Los pueblos que resisten, el palestino en primer lugar, a pesar de su martirio, tienen la dignidad y la certeza del triunfo a largo plazo.

La llamada “guerra de los doce días” que causó hace pocas semanas graves daños en Irán y su población, pero que sobre todo puso en evidencia la posibilidad real de la aniquilación del estado sionista de Israel, fue una muestra del escenario que les puede esperar. Trump y su abusivo ejército imperial, tuvieron que intervenir precipitadamente para evitar la catástrofe sionista, forzó una tregua que dió respiro a Netanyahu y sus secuaces. La otra alternativa imperial era el uso de armas nucleares del enorme arsenal que posee Israel, pero ello hubiera significado el fin del mundo; Pakistán, Rusia, China, Corea del Norte e incluso Turquía, no se hubieran quedado de brazos cruzados, e inmediatamente el conflicto hubiera alcanzado dimensiones globales. Trump y su consejo de seguridad estaban conscientes de ello.

Y más allá de ese escenario militar, hay otros signos en el mundo, que muestran la derrota del sionismo, en última instancia también de USA, Gran Bretaña, Francia y la OTAN.

La desesperación con que muchos israelitas huyeron en medio del conflicto, es uno de esos signos. Las escenas en el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv no pudieron ser más patéticas. Pero huyeron también por tierra a través del desierto de Néguev para llegar a Egipto primero y luego a sus países de origen, sobre todo en Europa y Norteamérica. Algunos huyeron por mar, desde los puertos de Tel Aviv y Haifa. Hasta tal punto que el gobierno genocida tuvo que prohibir el abandono del país y activó un amplio operativo para ello.

Pero, simultáneamente, y no sólo en los últimos meses, hubo movilizaciones amplias de ciudadanos israelíes, incluyendo comunidades judías ortodoxas, que, pese a la represión, desarrollaron y desarrollan diverso tipo de manifestaciones para oponerse al genocidio del pueblo palestino, en especial de los niños, y reclaman soluciones negociadas, pacíficas. Incluso miembros del parlamento israelí se han pronunciado públicamente en ese sentido.

Y ello es sólo una muestra de la gran ola de solidaridad con el pueblo palestino y de repudio al genocidio, que se ha levantado en todo el mundo, desde Australia hasta Europa, desde América Latina hasta China, Japón y Corea del Sur, desde África hasta Norteamérica. Y allí está fundamentalmente la clave de la derrota del sionismo criminal. Su derrota no sólo fue militar en la “guerra de los doce días”, sino sobre todo moral, sobre todo ética. Y el descontento sigue creciendo. Incluso grupos conservadores católicos y evangélicos (aliados naturales de Israel), reconocen lo criminal de las acciones sionistas.

Artistas de todas las latitudes y de diversas ideologías, expresan públicamente en los escenarios su repudio al genocidio del pueblo palestino en Gaza. Los estadios deportivos se llenan de cánticos, banderas y gestos de solidaridad con el pueblo palestino. Las plazas, los parques y las avenidas, de multitudinarias manifestaciones (como la del domingo 15 de junio 2025 en Quito, día internacional por la paz en Palestina). La bandera palestina y la kefia se han convertido en símbolos universales de dignidad y de lucha inquebrantable.

Los sionistas ya no podrán estar tranquilos en ninguna parte del mundo. La orden de captura de la Corte Penal Internacional contra Netanyahu y su ex ministro de defensa Yoav Galant, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, sigue en firme, aunque USA y la mayoría de países europeos se nieguen a ejecutarla, aunque traten de denigrar a los jueces que emitieron la orden.

Muchas autoridades y diplomáticos israelitas, en diversas partes del mundo, cuando son identificados por activistas, reciben el repudio por el genocidio, y ya no pueden estar libremente en un restaurante u otro espacio público, incluso en el Capitolio en Washington DC. Ello se repite con algunos personajes, no sólo israelíes, que han mostrado su franco apoyo a Israel y al genocidio con el pretexto del “derecho a la defensa de Israel”, o con empresas que francamente alimentan el armamentismo sionista. El llamado al boicot de productos industriales asociados con el sionismo, ha dado sus frutos con perdidas de ventas de algunos de ellos. Millones de personas en el mundo hemos dejado de consumir algunas de las marcas más visibles.

En ese proceso de resistencia contra el genocidio en Gaza, han surgido también voces importantes, valientes y dignas, como la de Francesca Albanese, Relatora Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados (a pesar de la pasividad de la ONU como organización). O como la de la activista ambientalista y por los derechos humanos Greta Thunberg, o de Rima Hassan, diputada palestina al Parlamento Europeo (secuestrada temporalmente por el régimen sionista) y de todos quienes se embarcaron en el "Madleen" y otros barcos de la Flotilla de la Libertad, para llevar ayuda humanitaria a Gaza.

Como la de los jóvenes israelíes objetores de conciencia, que se niegan al reclutamiento militar obligatorio. Queman los papeles de reclutamiento y se exponen a la cárcel por ello.

Como la del chef de ramen Chikahiro Naoya que salió un día de febrero de 2024 de su restaurante en Tokio, para protestar en solitario frente a la embajada de Israel, gritando "¡Alto al genocidio!" mientras la policía municipal y alguno que otro intolerante intentan silenciarlo. Y no ha dejado de hacerlo, ya va más de 600 días con ese ritual diario.

Pero hay también otros signos ocultos, que deben estar inquietando a los dirigentes sionistas. Después de todo, sus crímenes también les pasan factura, a pesar de su deshumanización. El deterioro en la salud mental afecta a la población israelí, aun tratándose del estado agresor. Desde gente común, ciudadanos que se afligen con el papel genocida de su estado (algunos de ellos han abandonado Israel, incluso antes de la guerra con Irán); hasta colonos y gente violenta, no necesariamente militares (muchos de ellos lamentablemente muy jóvenes) que han exacerbado esa violencia, a tal punto de destruir flotas de camiones con ayuda humanitaria para la población de Gaza, o que justifican, festejan y alientan la masacre de niños palestinos, comportamientos verdaderamente psicopáticos, que no sólo son de ahora pero se han agravado; soldados que han participado del genocidio y no soportan estar más en las fuerzas armadas israelíes, las abandonan o se suicidan.

Según los medios (ver https://es.euronews.com/2025/07/16/preocupacion-en-el-ejercito-israeli-por-una-oleada-de-suicidios-3-casos-en-10-dias), 44 soldados israelíes se han suicidado desde el inicio de las acciones genocidas en Gaza, y el número parece ir en aumento en la ultimas semanas. El problema podría ser aún mayor, pero se lo oculta. En general, Israel ha tenido una política antigua de ocultamiento de la información militar, incluyendo la ambigüedad sobre la posesión y volumen de armamento nuclear.

En esas condiciones nada favorables a su acostumbrada prepotencia: derrota militar por Irán; una correlación de fuerzas a nivel mundial que podría no favorecerle; fuga de ciudadanos israelíes hacia Europa y otros destinos; crisis de salud mental en sus militares y en la población general; oposición creciente en su propio territorio pero también a nivel regional y global; una imagen mundial cada vez más negativa de Israel, del sionismo (que ya se lo asemeja con el nazismo) y del imperialismo occidental que lo apoya. No es de sorprenderse entonces que los dirigentes sionistas estén pensando en un posible escenario y no muy lejano, de extinción del estado de Israel, piensan en alternativas para un nuevo asentamiento.

El más probable de esos escenarios para un nuevo enclave sionista, parece estar muy cerca de nosotros, en Latinoamérica. Milei (que firmó un acuerdo militar con Israel justo en las vísperas del ataque de Netanyahu a Irán), pero no sólo él, sino empresarios argentinos y chilenos afines al sionismo, estarían abriendo las posibilidades de que ese nuevo asentamiento sea en la Patagonia. De hecho, ya hay algunos indicios de que están explorando esas posibilidades. Y la intención no es nueva, data incluso del siglo XIX.

“Argentina es el país con la colectividad más numerosa de judíos en el mundo hispano: actualmente, se estima que hay alrededor de 250.000 fieles de la Torá en el territorio, aunque el número ya había empezado a crecer pocas décadas antes de que Theodor Herzl mencionase el país en su obra Der Judenstaad (1896).

Inmensa, con escasa población y con un clima moderado. Así la describió el líder del movimiento sionista cuando la contemplaba, junto a Palestina, como otra de las opciones para fundar su anhelado Estado judío, cuya creación real no logró ver en vida. Y la propuesta nació de la urgencia por buscar un lugar donde los judíos pudiesen refugiarse de la ola de antisemitismo que azotó Europa a principios del siglo XIX.” https://historia.nationalgeographic.com.es/a/estado-judio-pudo-estar-argentina-otros-lugares-que-se-contemplaron_20355

Recientemente, en el año 2025, hay varias denuncias de que grupos sionistas, incluso algunos de ellos luciendo descaradamente uniformes de las “Fuerzas de Defensa” israelíes, han sido vistos en diferentes sitios de la Patagonia. La compra de tierras por parte de judíos sionistas ha aumentado en la región, así fue como inició la invasión a Palestina.

“Durante las últimas décadas, los hechos alimentan la alarma. La empresa estatal israelí Mekorot gestiona sistemas de agua en el sur argentino, controlando recursos críticos. Empresarios como el judeo-británico Joe Lewis poseen más de 14.000 hectáreas en Lago Escondido, con reservas de agua dulce, corredores estratégicos y hasta un aeropuerto privado. Miles de ex soldados israelíes llegan cada año como mochileros tras cumplir su servicio militar; algunos informes indican que realizan relevamientos de terreno. Los incendios forestales recurrentes han facilitado la compra de tierras estratégicas a precios irrisorios…

Ya no se trata de teorías. Los hechos muestran un proceso real de penetración económica, militar y territorial israelí sobre la Patagonia, bajo el amparo de un Estado argentino debilitado y cómplice. Este modelo no sólo amenaza la soberanía argentina, sino la estabilidad de toda América Latina.

El sionismo ha demostrado, en distintos puntos del planeta, su capacidad para impulsar guerras, desplazamientos forzados, saqueo de recursos y despojo territorial. La Patagonia podría ser el próximo escenario de esa maquinaria global de expropiación y violencia. El viejo Plan Andinia, otrora una sospecha, hoy es un escenario geopolítico que América Latina no puede seguir ignorando.” https://justiciaydignidad.org/2025/06/14/avanza-el-viejo-plan-sionista-sobre-la-patagonia-la-peligrosa-alianza-entre-milei-e-israel-que-reaviva-temores-geopoliticosla-fotografia-dio-la-vuelta-al-mundo-benjamin-netanyahu-primer-minis/

Al parecer y a pesar de su derrota, el sionismo, así como el nazismo (en general el fascismo), no se dan por vencidos. La historia de Israel, desde las primeras invasiones sionistas a la patria palestina a fines del siglo XIX y la refrendación de su estado en la ONU de la mano de USA, Gran Bretaña y Francia, es relativamente corta y podría terminar en los próximos años o décadas, tal cual la conocemos. Pero podría continuar de otra manera y en otro territorio, siempre con la extrema violencia como su sello. Un desafío para las fuerzas democráticas del mundo.

hnc / 21 julio 2025

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