UN CHULLA QUITEÑO, ENTRE GUERRAS Y PASILLOS[1]



Carlos Noboa Saá en 1915, un chulla total, antes de casarse (Jurado Noboa, 2017)

Aunque decir chulla quiteño y bohemio resulta redundante, éste lo fue en doble partida, de ahí que bien le calza. Cuentan que su funeral sin misa (insólito para la época), en 1940, fue en medio de un gran cortejo, de los más grandes que Quito había conocido hasta entonces, nueve cuadras de deudos, amigos, admiradores y curiosos lo acompañaron; recordaban sus buenas obras, pero sobre todo su buen humor y sus buenas faenas.

Los personajes del pasado parecen más interesantes que los actuales, se escabullen de las fotografías y de los recuerdos, desfigurándose, hasta convertirse en anécdotas fantasmagóricas, en leyendas.

Carlos Alberto Noboa Saá (1879-1940), era el nombre de este simpático tío abuelo, el “ñato” le decían. Todo el mundo lo quería… y toleraba.

En tiempo de guerras liberales - conservadoras, que parecen no haber terminado, se enroló muy joven en las huestes liberales. En 1899 ya era subteniente y llegó al grado de capitán en el ejército de Eloy Alfaro; estuvo en muchas batallas victoriosas contra las tropas conservadoras.

Fue luego de la masacre de Alfaro y de varios de sus oficiales (28 de enero de 1912), cuando el tío abuelo Carlos decidió dejar definitivamente las armas para dedicarse a la vida civil y a su vocación de chulla. Fue llenando su entorno de anécdotas, un auténtico “chulla quiteño”, de esos de leyenda. La revolución liberal y la sangre derramada habían sido traicionadas, no quedaban por el momento posibilidades de insistir por la vía militar, prefirió la música y la parranda, intercaladas con un poco de trabajo.


Carlos Noboa Saá, en 1899, joven Subteniente de Alfaro (Jurado Noboa, 2017)

El día del asesinato y arrastre de Alfaro, desde el balcón de su casa, en San Blas, vio pasar el macabro cortejo y fue de los que protestaron airadamente. Casi engrosa la pira de los mártires.

Pero ello no le quitó el humor, que más bien se convirtió en uno de sus refugios. Una de sus más terribles picardías por poco pone en riesgo su descendencia.

El tío Carlos, se casó con Zoila Rosa Castillo, hija de una familia también liberal. Pero la familia Castillo era mucho más formal. A pesar de conocer esa formalidad, cuentan que un día hizo llegar a su futura familia política unas allacas sabrosísimas. A la tarde fue de visita y preguntó qué tal les había parecido tal potaje.

-Riquísimas, estupendas -fue la respuesta.

-Como me alegro que les haya gustado la carne de gato -replicó. Y pasó a explicar con detalle, para parecer más convincente, como cultivaba la carne de gato de la mejor forma -es la más sabrosa, me sirve la carne para tamales y la piel para decoración -concluyó.

-¿De verdad ñato?, ¿no nos está engañando? -fue la desesperada reacción de sus parientes políticos, entre arcadas.

Y al asentimiento, salieron al baño en tropel a ver si devolvían al gato… pero era ya un poco tarde.

Parte del oficio de chulla era, por supuesto, la bohemia, plagada de fiestas en las que no faltaban canciones del siglo pasado o de comienzos del XX, como Doña Petita Pontón [2] Pobre barquilla mía, esta última una “habanera” cuya letra es un fragmento del poema de Lope de Vega y es reconocida como uno de los ancestros del pasillo ecuatoriano.

Pero tampoco faltó entre los aportes del naciente pasillo, música religiosa con ritmos autóctonos, como la yapaichisca Salve Salve Gran Señora, que los indígenas ofrecían al Divino a las tres de la mañana (Granda Noboa, 2004) y que muchas madrugadas habrá escuchado el tío abuelo Carlos.

En algunos sueños… soy parte de la cuadrilla del tío abuelo y de su hermano, mi abuelo Leopoldo (autor del pasillo De conchas y corales), en la década de 1930. Al menos, en alguna de esas noches quiteñas de adoquines, guitarras, anisado y lámparas de vela de sebo.

¡Qué tiempos!

CANCIONES:

Doña Petita Pontón, pasillo de reto, 1890. Recopilación: Lidia Noboa de Granda. Arreglo y versión instrumental: Leonardo Cárdenas https://www.youtube.com/watch?v=YvcSRtIrT0E  Versión cantada con el piano y voces de Lidia Noboa y sus hijas Granda Noboa https://www.youtube.com/watch?v=8uYPjbjQtuw  

Pobre Barquilla mía, en las voces del dúo Benítez y Valencia https://www.youtube.com/watch?v=LJSu1YCNNp8

Salve Salve Gran Señora, yaraví - yapaichisca, recopilado por Juan Agustín Guerrero en 1856. Interpretación en kichwa y castellano, de Pacha Guillin y la banda de músicos del municipio de Riobamba https://www.youtube.com/watch?v=fkdS8xFk2go  

 



[1] En base a:

Fernando Jurado Noboa “Los Saá: Los cotidiano a través de 15 personajes. Saber vivir y saber morir a veces (II)” Instituto Otavaleño de Antropología, 2017.

Wilma Granda Noboa “El Pasillo, identidad sonora” Edición Conmúsica, Quito 2004.

[2] Doña Petita Pontón, es un pasillo de reto o un amorfino pasillero, escuchado por primera vez en Quito en 1890. Su nombre original era Chepa Pontón, pero por sus alusiones “inmorales” fue cambiado a su nombre conocido actualmente. Es cantado a contrapunto por dos voces de hombre y mujer, que se replican (el hombre quejoso del asedio femenino), y una tercera, un estribillo en coro, que es un chisme sobre una mujer no convencional. A la mujer no le importa que le vean tambaleante y desdentada, prefiere siempre quedarse solita, antes que mal acompañada. Recopilación y pautaje de Lidia Noboa Irigoyen, 1985. (Granda Noboa, 2004).

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