ELECCIONES USA: ¿QUÉ ES MEJOR PARA EL MUNDO, EL INFIERNO QUE OFRECEN LOS DEMÓCRATAS O LOS REPUBLICANOS?


El mundo está a la expectativa de las elecciones presidenciales en Estados Unidos de Norteamérica, que se realizan el próximo martes 5 de noviembre de 2024.

El gobierno de USA es el principal instigador y soporte de los dos más graves conflictos armados que tienen al mundo al borde de una guerra nuclear. Y con su capacidad de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, impide posibles procesos pacificadores. El imperio norteamericano necesita de las guerras de exterminio para garantizar su supervivencia.

En este marco de inestabilidad global sucede la contienda electoral y la virulenta disputa entre Ronald Trump y Kamala Harris, representando cada quien a sus respectivos partidos: el republicano y el demócrata.

En otro tiempo, las fuerzas democráticas de todas las latitudes estarían apostando a la candidata demócrata, más aún cuando sería la primera vez que una mujer, y no blanca, pueda acceder a la presidencia de la república en ese país.

Pero la verdad es que después de los gobiernos demócratas guerreristas de Obama y Biden, ya no vemos la diferencia entre dirigentes de ambas tendencias. Tal vez sólo algunas bases de esos partidos siguen soñando en la pureza de sus tiendas políticas.

Sin embargo de ello, si hay sutiles diferencias, que polarizadas pueden incluso llegar a un peligroso escenario de guerra civil al interior de USA. Ya en el asalto de las huestes de Trump al Capitolio en enero del año 2021 se temió por ello. Los más radicales y fanáticos republicanos no han renunciado a esa posibilidad, y de no ganar Trump en las presidenciales del 2024, muy probablemente estallen y se incendie el país desde dentro. No será ya necesario culpar de sus calamidades a los “terroristas musulmanes”, ni a los “migrantes latinos”, ni a las “minorías negras”.

Sin embargo, según lo afirman algunos analistas bien documentados (ver por ejemplo: “La desintegración del mundo blanco” de Franco Berardi – Bifo https://www.diario.red/opinion/franco-berardi-bifo/desintegracion-mundo-blanco/20240917182117035491.html?utm_medium=social&utm_source=whatsapp&utm_campaign=share_button), de ocurrir una guerra civil en Estados Unidos, está no sería como la guerra de secesión de la segunda mitad del siglo XIX, ni como la guerra civil española. Sería una guerra de diferente escala e intensidad, llena de atentados bilaterales y de autores intelectuales ocultos; quién sabe, dirigida por inteligencia artificial. Sin embargo, las principales víctimas, como siempre, serán los más pobres. Los grandes jerarcas estarán muy protegidos. Sería una guerra civil a lo Hollywood.

Pero, más allá de las fronteras de USA es donde se verán realmente las consecuencias más graves. Después de todo, al interior de su territorio, demócratas y republicanos coincidirán en sus políticas económicas y sociales, en su fobia anti migrantes (aunque los necesitan), en su política guerrerista y expansionista, en el unipolarismo. Dejarán sus peleas domésticas cuando el caso lo requiera. Los principales afectados, aun de su propia guerra civil, estarán en Medio Oriente, en Rusia y Europa Oriental, en Asia del Este, en África y Latinoamérica.

Junto a sus incondicionales aliados europeos de la OTAN, no dejarán que el BRICS+ se consolide, harán al menos todo lo posible para ello. Seguirán actuando con doble moral en la ONU y en todos los espacios internacionales. Las bases militares de ocupación cobrarán más importancia.

Tanto Harris como Trump han mostrado claramente su antipatía con China, y con Corea del Norte, en ello no tienen diferencias sino de estilo. Sin embargo, si han tenido diferentes enfoques y predilecciones sobre las guerras en curso.

Biden, y por tanto Harris, han dado muestras de que quieren a toda costa propinar una derrota estratégica a Rusia. Por lo que, si ganan los demócratas, inyectarían aún más recursos de guerra y tropas mercenarias en Ucrania. No tendrán ya ninguna vergüenza de actuar descaradamente como OTAN y algún momento llegarán a autorizar y ellos mismo operar misiles de largo alcance en el territorio ruso, desatando una posible guerra nuclear que afecte inicialmente al territorio y población euroasiáticos, pero con repercusiones fatales a nivel global.

Trump, por su parte, no quiere meterse con Rusia, pero si ha incitado al criminal Netanyahu a que ataque ya las instalaciones nucleares de Irán. Por lo que, si llega nuevamente a la presidencia, no hay duda de que fortalecerá, aún más, la maquinaria de guerra sionista. Poniendo también al mundo al borde de la guerra nuclear y la consiguiente destrucción. Y para ello, están promoviendo una peligrosa escalada de degradación ética de todo el pueblo israelí, aquel que todavía no ha emigrado, es decir los más fanáticos. Y esa será la tumba definitiva de Israel, llevándose en su agonía a tantas poblaciones inocentes.

Pero, en ambos casos, sea en el escenario europeo al que apuntan los demócratas, o en el de Medio Oriente de los republicanos. Comenzará también la implosión del imperio norteamericano y su mundo unipolar; así como la destrucción de la Unión Europea y muchos de sus países. Y no sólo serán las confrontaciones militares y las armas nucleares las que actuaran en ese sentido, sino otras dos avalanchas que crecen, ambas profundamente entrelazadas; si es que no hay antes una destrucción del mundo.

Una de esas avalanchas es la demográfica. La mayoría de países europeos, así como USA, Canadá, Japón y Corea del Sur, ya no van a ver crecimiento de sus poblaciones, al menos de sus poblaciones protegidas. Se verán reemplazadas éstas por las poblaciones migrantes a las que tanto desprecian. Europa será musulmana y mestiza. El fenómeno de bajas natalidad y crecimiento demográfico también afecta a otros países, como China o algunos países latinoamericanos, pero estos tienen más reservas. En ese sentido, el futuro parece estar en África, Latinoamérica y Asia, ya no en Europa ni Norteamérica. Puede que lleve varias décadas el proceso, pero es inevitable.

La otra avalancha que se le viene a occidente, es la económica. USA y casi todos los países europeos tienen deudas externas de más del 100% de su PIB, algunos sobrepasan el 300% y llegan hasta 500%. Son deudas impagables, que contribuyen a la sepultura de sus países. Ya no pueden saquear los recursos de Abya Yala, África y Asia, como en los clásicos períodos coloniales de antaño. Ya no pueden ir a capturar poblaciones africanas para esclavizarlas. Es cierto que el capitalismo mantendrá muchas formas de esclavitud, pero ello también tiene su límite. Casi todos los analistas coinciden en que para el año 2050 (otra vez, si el mundo sobrevive) las principales economías del mundo serán China y la India. Otros países que hoy son “Tercer Mundo” entrarán a formar parte de las más grandes economías, como Brasil, México, Indonesia, Vietnam o Nigeria; para entonces el mundo será ya claramente multipolar. Al contrario, varios países europeos dejarán de ser potencias económicas. Es posible que para el año 2050, o antes si el colapso del capitalismo occidental se acelera, los flujos migratorios sean al revés, la población norteamericana y europea, en precarias pateras (así es como llaman despectivamente algunos españoles a las pequeñas naves de migrantes africanos que se aventuran en el Mediterráneo) o balsas, esperarán ser recibidos en África, Latinoamérica y Asia; y a diferencia de lo que sucede hoy, serán bienvenidos.

Mientras tanto, la poderosa y gigante China, mira con prudencia. Procurará no involucrarse en guerras, peor aún en conflictos nucleares, pero fortalecerá sus defensas militares, lo necesita, provocando el temor de Occidente. Volcará sus esfuerzos al desarrollo económico, aún más, y a convertirse en un nuevo modelo civilizatorio. Por ello, China le apunta al BRICS+ y a la soberanía económica; en ese sentido, la cumbre de Kasán de octubre de 2024 no pudo haber sido más exitosa.

Occidente piensa en la guerra, en la acumulación, en el consumismo y en el pasado. El resto del mundo piensa en la paz, en la igualdad y en el futuro. Seguramente, Kamala Harris y Donald Trump no pueden dormir tranquilamente estos días, deben tener pesadillas con China, Rusia, Palestina e Irán. Sueñan que ya vienen por ellos.

HNC / 29 oct 2024

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