QUITEÑA ILUSIÓN: Anita Bermeo, “La Torera”


Foto: Anita Bermeo, en sus últimos años

El vídeo y canción que podrán ver y escuchar en el enlace https://onx.la/7ab7f en YouTube o en https://open.spotify.com/intl-es/track/1stP895GGM6D4cARnUdbmB, une a cinco personajes de Quito: Anita Bermeo, “La Torera”. Ulises Estrella que escribió en el año 1986 el poema “Quiteña ilusión” en honor a Anita (el mismo año en que ella falleció). Lidia Noboa Irigoyen de Granda (mi tía) que compuso la hermosa música que inmortalizó el poema de Ulises en un pasillo. Leonardo Cárdenas Palacios que hizo los arreglos e interpretación de esta versión instrumental compartida. Y el quinto personaje, Wilma Granda Noboa, la alquimista que hizo posible esta fusión.

 


Foto: Ulises Estrella


Foto: Lidia Noboa de Granda

 

Wilma es hija de Lidia, con Ulises Estrella fueron compañeros de andanzas durante décadas en la Cinemateca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Al igual que las personas que vivimos en Quito nuestras niñez y juventud entre las décadas de 1960 y 1970, Wilma conoció a ese extraordinario personaje de la quiteñidad, que fue La Torera.

Anita, Ulises y Lidia, siendo personajes de Quito, tienen sin embargo raíces en diversas partes del país. Se dice que Anita Bermeo nació en Tungurahua, posiblemente en Ambato o Baños. Ulises Estrella por su parte, si bien nació en Quito, su padre fue de Tabacundo y su madre de Latacunga. Lidia Noboa nació en Riobamba, pero vivió toda su vida en Quito, donde trabajó como maestra de música, compositora y directora de conjuntos corales. Así es Quito, un enclave de diversas raíces e identidades.

En el disco que acompaña a la obra “El Pasillo: identidad sonora” (2004) de Wilma Granda, existe una versión cantada de “Quiteña Ilusión”, interpretada por Margarita Laso. Lamentablemente no he podido acceder en línea a esa versión cantada. Pero, sin duda, el arreglo del maestro Leonardo Cárdenas en la versión instrumental compartida, es muy hermoso; resalta la composición musical de Lidia y permite soñar en un Quito de antaño en el que La Torera caminaba por las calles adoquinadas, con su elegante sombrero, su paraguas y su pito con el que hacía parar el tráfico para que cruce tan distinguida dama.

El momento nostálgico no puede estar completo, si no leemos el poema original de Ulises Estrella, obtenido de una publicación suya en “La Revista”, que tan bien describe a este personaje.


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