Juegos ODESUR Asunción 2022, ¿Quiénes son los triunfadores?

Hugo Noboa Cruz, 16 octubre 2022


Glenda Morejón cuando ganó oro en la marcha 20 Km femenino en ODESUR, Asunción 2022

 

Cada vez que termina una justa deportiva, como las olimpiadas, los juegos panamericanos, los bolivarianos o en este caso los juegos suramericanos (ODESUR), me tienta hacer un análisis critico de los cuadros de medallas. Debe ser por ese sentimiento de los países más pequeños o aquejados con mayor pobreza, que solemos ubicamos al final de las tablas o en el mejor de los casos, en el medio. También por el deseo de cruzar la simpatía por las competencias deportivas, sobre todo las multi-deportes, con la estadística.

En realidad, no es la primera vez que me interesan los deportes y las estadísticas. De adolescente me gustaba hacer cálculos (artesanales y con la ingenuidad de esos tiempos juveniles) de probabilidades de ser campeones, cuando asistía a las competencias deportivas intercolegiales, donde mi colegio, el Instituto Nacional Mejía, tenía rivales fuertes en el Colegio Militar Eloy Alfaro (sobre todo en atletismo), o en los colegios San Gabriel, La Salle y San Pedro Pascual en basquetbol, o el Montúfar en varios deportes. Esas confrontaciones llevaban muchas veces a una injustificada violencia.

Ya en aquella ocasión solía decirse, claro, cómo no van a ganar el Mejía y el 24 de Mayo, si son los colegios con mayor número de estudiantes. En efecto, el número incide, pero ¿será sólo el número? Por ejemplo, el colegio militar no formaba precisamente a sus atletas, sino que se robaba a los mejores deportistas de otros colegios, sobre todo fiscales, ofreciéndoles becas a las que un joven de escasos recursos difícilmente podía negarse. Tampoco se podía comparar las condiciones de alimentación, soporte económico y condiciones de entrenamiento de un joven o una joven del colegio Americano e del Alemán, para entonces los colegios más “exclusivos” de la capital, con las de los jóvenes de los colegios fiscales, muchachos y muchachas que muchas veces tenían unas condiciones de vida y de alimentación muy difíciles, lo cual hacía más meritorios sus triunfos.

Recuerdo haber escrito en el periódico estudiantil del Mejía, que lo dirigía el Raúl Jervis (cuyo hermano, Santiago Jervis era un reconocido editorialista del diario El Comercio), una nota con un análisis sobre ello.

Cuando ya de adulto hice a los tiempos un ejercicio parecido, hace varios años, con el cuadro de medallas de uno de los juegos panamericanos, y lo compartí con algunos amigos ecuatorianos y latinoamericanos; Nila Heredia de Bolivia me dijo que no deberíamos dar importancia al deporte competitivo ni a las medallas, que deberíamos preocuparnos de la práctica masiva de actividad física saludable, como un aporte para la salud y la vida. Y Nila tiene razón, desde un enfoque de salud pública.

Sin embargo, el deporte competitivo es un hecho que apasiona, que ayuda a fortalecer identidades, y que es una forma de confrontación política también. La confrontación Mejía – Militar, o Mejía – Americano / Alemán, tenía también una connotación política.

En el mundial de fútbol de 1986 en México, la “mano de dios” con la que Diego Maradona anotó un gol a Inglaterra, tuvo connotación política, más aún cuando el terrible desastre de la guerra de las Malvinas estaba todavía fresco en la memoria de los argentinos. Ese gol fue una burla contra los ingleses (y contra el arbitraje también). Años más tarde, Maradona en sus memorias confesaba: “Ahora sí puedo contar lo que en aquel momento no podía, lo que en aquel momento definí como «La mano de Dios»… Qué mano de Dios, ¡fue la mano del Diego! Y fue como robarles la billetera a los ingleses…”

En las olimpiadas, durante un buen tiempo fue evidente el enfrentamiento deportivo entre Estados Unidos de Norteamérica y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Y en general entre los países del bloque occidental capitalista y los del bloque socialista. Cuba formó parte de esas disputas deportivo – políticas. En las últimas décadas de la URSS, ésta generalmente subía al primer lugar del medallero olímpico y en alguna ocasión incluso la URSS y la ex Alemania Democrática (del Este), desplazaron a USA a un humillante tercer lugar. Otras veces hubo boicots por razones políticas.

Hoy, esa disputa olímpica por los primeros puestos se libra entre USA y la República Popular de China. En la última olimpiada de Tokio 2020 (en realidad celebrada en el 2021, por la pandemia), China se mantuvo en el primer lugar del medallero, hasta que USA le arrebató, por una medalla de oro, en el último día. Pero sin duda China querrá cobrarse la revancha en las próximas olimpiadas.

En los juegos panamericanos, la supremacía de Estados Unidos de Norteamérica es obvia, no tiene rivales de su talla. Apenas Cuba y Brasil han tratado de competirle en las diferentes ediciones. En los últimos Juegos Panamericanos de Lima 2019, USA consiguió 293 medallas (120 de oro), su inmediato seguidor, Brasil, alcanzó 171 medallas (55 de oro), otros países como México, Canadá, Cuba, Argentina y Colombia alcanzaron también sitiales importantes. Los demás tuvimos que conformarnos con ubicaciones secundarias, más modestas, pero llenas de dignidad y esfuerzo. La campaña de Ecuador en esos panamericanos fue espectacular, como lo sería en el 2021 en las olimpiadas de Tokio.

En los juegos suramericanos, aparentemente no habría razón para esas disputas políticas. La supremacía de Brasil no tiene rivales a su altura. Pero claro, Brasil, comenzando por el enorme tamaño de su población (217,224,000 habitantes al 2022) no puede compararse con algunos de sus competidores más pequeños, como Uruguay con 3,500,000 habitantes, o algunos de los invitados caribeños, como Aruba con 107,000 habitantes.

Pero no se trata sólo de tamaño de la población, incluso en Suramérica. Si vemos un indicador económico como el producto interno bruto per cápita (PIBpc), precisamente Aruba (con 23,384.3 dólares) tiene el índice más alto entre los países que compitieron en ODESUR 2022, y al otro extremo, Bolivia el más bajo con 3,414.9 dólares. Brasil, el campeón de ODESUR tiene un PIBpc de 7,518.8 dólares, un poco mayor al de Ecuador, 5,934.9 dólares. Es muy probable, que Aruba, a pesar de su pequeña población tenga mejores condiciones para la formación y entrenamiento de sus atletas de élite, que Bolivia por ejemplo.

Pero hay otros temas políticos y de otra naturaleza en la competitividad deportiva en Suramérica. Brasil, no sólo que tiene la población más grande de la subregión, sino que es una de las economías más importantes del mundo; medido por PIB, la economía del Brasil con 1,360.4 miles de millones de euros en el 2021, es la 12va economía más grande en el mundo (detrás de USA, China, Japón, Alemania, Reino Unido, India, Francia, Italia, Canadá, Corea del Sur y Rusia). La economía de Brasil es incluso más grande que la de otros gigantes como Australia. De hecho, Brasil forma parte, junto a Rusia, India, China, y Sudáfrica, del grupo conocido como BRICS, de grandes economías emergentes que están poniendo en dificultades a los países del capitalismo central.

Hay quienes piensan que Brasil desarrolla una estrategia para ser el país hegemónico de Suramérica e incluso de Latinoamérica y el Caribe, si disminuyera la hegemonía de Estados Unidos de Norteamérica en el continente y en el mundo. O en todo caso, Brasil pretende competirle a USA en el campo económico y geopolítico. El papel de Brasil liderando UNASUR, fue ya una muestra de ello. Parte de su hegemonía subregional, se demuestra también en el deporte, pero probablemente en muchos otros campos, no sólo el económico.

Pero el panorama suramericano y latinoamericano está lleno también de otras aristas. Luego de una oleada de gobiernos neoliberales, el mapa latinoamericano se tiñe nuevamente de países con gobiernos “progresistas” o de líneas cercanas; es necesario demostrar el éxito de los gobiernos y de los procesos que aúpan, en varios campos, incluido el deporte.

Venezuela es un caso demostrativo. Con un gobierno (especialmente desde que asumió el poder Maduro) cuestionado no sólo por países del capitalismo central y por gobiernos de derecha de Latinoamérica, sino por amplios sectores de la izquierda y movimientos sociales latinoamericanos, e incluso por gobiernos de la esfera “progresista”, Venezuela ha vivido un aislamiento en los últimos diez años, con expresiones muy graves, como bloqueo económico y secuestro ilegal de sus recursos (dinero de ventas de petróleo, reserva de oro), con la consecuente afectación a las condiciones de vida de amplios sectores de la población, lo que se ha manifestado en retroceso de indicadores sociales y de salud, o en la gran migración económica hacia otros países.

En esas condiciones, Venezuela que era también una potencia deportiva (era el líder indiscutible de los juegos bolivarianos, hoy lo es Colombia), comenzó también a debilitar su presencia en este campo. Por ello es importante que cualquier triunfo de los deportistas venezolanos sea reivindicado por su gobierno. De hecho, Maduro ha sido un fiel seguidor de los éxitos de su selección de fútbol (la “vinotinto”) y ha entregado algunas dádivas a sus jugadores. No sólo el pueblo venezolano, sino su gobierno, festejaron con gran entusiasmo la doble medalla olímpica de la destacada atleta Yulimar Rojas en salto triple, plata en Río de Janeiro 2016 y sobre todo el oro con récord mundial en Tokio 2021; una prueba de la fortaleza y resistencia de los deportistas venezolanos pese a las condiciones adversas que han vivido.

Venezuela, en los últimos años, está dando una muestra de recuperación del terreno perdido en el campo de los deportes. En los Panamericanos de Lima 2019 y como una continuidad de desempeños modestos, que no estaban a su tradicional altura, Venezuela quedó en puesto 12 en el medallero, por debajo de las grandes potencias de la región, pero también por debajo de Chile, Perú y Ecuador, a las cuales solía superar antaño. La migración de deportistas de élite y de una gran población de jóvenes, sin duda afectó. Para los Bolivarianos de Valledupar (Colombia) 2022, los atletas venezolanos mostraron una franca recuperación, se ubicaron claramente en el segundo lugar, por detrás de Colombia, pero por delante de Chile, Ecuador y Perú, que le habían superado tres años antes en los panamericanos de Lima.

En las competencias suramericanas que acaban de culminar en Asunción, Venezuela refrenda su gran desempeño de los últimos bolivarianos y se ubica en 5to lugar en el medallero de ODESUR 2022, por delante de Ecuador y Perú y detrás de Brasil, Colombia y Argentina, pero también por detrás de Chile que tuvo un gran desempeño en estos juegos. Sin duda, el gobierno venezolano estará haciendo una lectura política del éxito de sus deportistas.

Hay otros conflictos menores que avivan también la competitividad deportiva. Ecuador ha tenido en general buenas relaciones con los países suramericanos, incluso con Perú a pesar de la larga disputa territorial. Muchos ecuatorianos vivimos casi como nuestros los triunfos de deportistas latinoamericanos y del Caribe en las olimpiadas y otras competencias. Los triunfos de los deportistas andinos son especialmente cercanos. Sin embargo, no hay que desconocer la rivalidad con Chile en los últimos meses por el intento de la federación de fútbol de ese país de meterse por la ventana y con leguleyadas en el mundial de futbol Catar 2022, pretendiendo afectar al Ecuador que ganó legítimamente su clasificación en la cancha. En esos intentos, Chile contó con el apoyó de Perú, por lo que no dejan de ser especialmente importantes los triunfos de nuestros deportistas ecuatorianos cuando enfrentan a los de esos dos países hermanos. Una rivalidad coyuntural.

Al final, en ODESUR 2022, Chile nos ganó y ampliamente, hay que reconocer el excelente desempeño de sus deportistas. Se cobra de esa manera la desazón que tuvo Chile en las últimas olimpiadas de Tokio 2021, donde ni Chile ni Perú consiguieron medalla alguna, frente a las dos de oro de Ecuador (Richard Carapaz y Deisi Dajomes) y una de plata (Tamara Salazar). Incluso en Tokio 2021 Ecuador fue superior a Venezuela que logró una sola medalla de oro y a Colombia, Argentina y México que no consiguieron oro. Las disputas deportivas van y vienen, tienen sus altos y bajos.

En ODESUR 2022, el desempeño de los atletas ecuatorianos fue extraordinario, como ya nos tienen acostumbrados en los últimos años. Consiguieron 78 medallas (entre oro, plata y bronce), otras se escaparon. La mayor cantidad de medallas ecuatorianas fueron en atletismo, 19 medallas en total; pero otros deportes con gran conquista de medallas fueron: boxeo (7); judo y levantamiento de pesas (6 cada uno); lucha, squash y taekwondo (5 cada uno); karate y patinaje de carreras (4 cada uno); fisicoculturismo, tenis de mesa y tiro deportivo (3 cada uno); canotaje velocidad (2); y cierra el cuadro de honor con medallas individuales en acuáticos aguas abiertas, bowling, ciclismo BMX Racing, fútbol masculino, tiro con arco y triatlón. Es decir, una gran variedad de disciplinas, lo que da cuenta de la salud del deporte ecuatoriano de élite.

El cuadro de las 25 medallas de oro ecuatorianas en ODESUR 2022 es el siguiente, en orden alfabético de deporte:


Todas las medallas son importantes, de cualquier metal, así como lo es el gran esfuerzo de todos nuestros deportistas, aunque muchos no se hayan concretado en medallas en esta ocasión. Pero, de manera especial vale destacar las medallas doradas de la campeona olímpica Neisi Dajomes que una vez más vuelve a brillar y la de su hermana Angie Palacios Dajomes, que demuestran que el levantamiento de pesas aún promete mucho para el país.

Otras medallas de oro emblemáticas a destacar son las de la maratón masculina y femenina (la prueba olímpica por esencia), en las que Ecuador copó el oro con Christian Vásconez y Rosa Alva Chacha. Así como el brillante desempeño de Gabriela Suárez, que se llevó el oro en la importante prueba de 200 metros planos. Sin desconocer el oro masculino y femenino en marcha 20 Km (Brian Pintado y Glenda Morejón), la plata de Andy Preciado en la exigente prueba del Decatlón y la plata de la posta mixta de 4 x 400, una de las pocas pruebas en las que compiten juntos hombres y mujeres.

En fin, otra excelente jornada deportiva para el Ecuador. Y nuestros jóvenes deportistas prometen aún más.

Quiero terminar con el cuadro de medallas, tal como lo presenta ODESUR, pero también con ajustes por población y por población y PIB per cápita. No voy a hacer comentarios del cuadro; pero esos ajustes dan cuenta del hecho de que cuando un país gana una competencia deportiva de gran nivel (número de medallas), resulta ser un hecho relativo si comparamos con tamaño de población e indicadores (al menos) económicos.

 

Fuentes: https://www.asu2022.org.py/medalleria/ Banco Mundial población y PIB per cápita


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