CRÓNICA DE UN QUIRÚRGICO GOLPE DE ESTADO


Los golpes de Estado no se dan sólo desde los cuarteles, con levantamientos militares. Los tiempos grotescos de Pinochet bombardeando La Moneda quedaron en el recuerdo de hace medio siglo. Hoy, los golpes son más sutiles, la moderna tecnología usada en los procesos electorales favorece mucho ello; pero no es suficiente, se requiere de toda una compleja trama de hechos, personajes e instituciones, que seguramente la Central de Inteligencia de USA (CIA) la tiene bien estudiada y ensayada.

A Apolinar Mascote, en Macondo, le bastó simplemente, rodeado de hombres armados, proclamar unos resultados diametralmente opuestos al contaje de los votos de las urnas; nadie protestó en ese momento, nadie más que un solitario Alirio Noguera, revolucionario anarquista disfrazado de médico alternativo. La tarea para Diana Atamaint fue mucho más compleja, pero no estuvo sola; de hecho, sólo fue la portavoz. Tenerla en esas funciones vergonzosas es también un golpe cultural, después de todo es una mujer shuar que fue líder, legisladora y militante de Pachakutik.

El monumental fraude de la segunda vuelta en la presidenciales 2025 en el Ecuador nadie lo puede negar; hasta los más recalcitrantes anticorreistas saben en su intimidad que ello sucedió, aunque públicamente se empecinen en restregarnos lo contrario.

Varios matemáticos han hecho modelos probabilísticos para tratar de explicar este increíble entuerto, el por qué uno de los candidatos aumentó 1’325.182 votos, mientras que la otra candidata apenas incrementó 162.775 votos, cuando las preferencias estaban muy polarizadas. Los números no calzan. La razón de incremento finalmente fue de 8 a 1 a favor del presidente candidato, pero en algún momento del escrutinio llegó a ser de 11 a 1, lo que era aún más grotesco, lo corrigieron rápidamente sobre la marcha, tal era la tontería.

Los matemáticos e investigadores de opinión coinciden en que ello es imposible, más aún cuando la línea de base de la que partieron los dos candidatos (primera vuelta del 9 de febrero de 2025) era un empate técnico de 44% de votos válidos, y no hubo un hecho extraordinario que explique tan drástico cambio, como por ejemplo si lo hubo antes de la primera vuelta de las elecciones del año 2023, el asesinato de Fernando Villavicencio.

No se puede culpar a las organizaciones de izquierda que convocaron a votar nulo en la segunda vuelta del 2025, su impacto es insignificante en los resultados; y después de todo tienen derecho a tomar sus decisiones políticas. Tampoco son suficientes las explicaciones sobre los errores del correísmo que esgrimen algunos analistas; de hecho, los más importantes errores (que si los hubo) no son durante la campaña de segunda vuelta (y si vamos por eso, la campaña de Noboa tuvo “errores” más atroces), sino que el correísmo forjó los mismos hace tiempo, cuando fue gobierno por diez años, sobre todo después de que terminó el proceso constituyente e inició una serie de agresiones contra organizaciones y dirigentes populares, que no se olvidan fácilmente, más si vienen desde un supuesto gobierno progresista.

Peor aún culpar a los pueblos y nacionalidades, o a dirigentes como Leonidas Iza o Guillermo Churuchumbi de la CONAIE y Pachakutik. Hay que recordar que la gran votación que obtuvieron Leonidas Iza y Pachakutik en primera vuelta, fue importante en cantones con gran población indígena, pero fundamentalmente provino de población mestiza y urbana, como bien lo presenta el investigador de opinión Pedro Cango en un reporte del 30 de marzo del 2025.


Pedro Cango https://drive.google.com/file/d/1IH3m2HyFiHUxZvi0uDiVZcMoaOAiYa08/view?pli=1

Dejemos de encontrar culpables entre los personajes y organizaciones de movimientos populares y sociales; ello sólo provoca más divisiones, que es lo que quiere la oligarquía necrofascista.

Hay que reconocer que la trampa la hicieron muy bien, tuvieron buenos asesores y el control absoluto y perverso de todos los poderes e institucionalidad del Estado. Y si ello fallaba, si ocurría la misma noche de los escrutinios un levantamiento popular contra los resultados truchos (en buena hora no hubo tal levantamiento), estaban listos para actuar grupos para militares y para policiales apostados en vehículos sin placas a lo largo de todo el territorio nacional, especialmente en las provincias y lugares sensibles donde el correísmo tiene más aceptación.

Los modelos de probabilidades matemáticas, netamente técnicos e independientes, no bastan para explicar un fenómeno social, pero ayudan a comprender. Tal vez más convincentes son los monitoreos (tracking poll) que usan algunos investigadores para medir día a día el pulso de las preferencias electorales, sobre todo en los días inmediatamente anteriores a las votaciones. Ello ayuda a los candidatos y sus equipos a identificar errores y tratar de corregirlos, a incidir donde el contrario es débil y en el momento oportuno.

Dos de esos trackings poll, el uno de una empresa investigadora más afín al correísmo (Negocios & Estrategias) y otro de un investigador ligado al candidato presidente (Álvaro Marchante), no permitían suponer, hasta el 12 de abril víspera de las elecciones, que iban a darse los resultados que presentó el Consejo Nacional Electoral, obviamente falsos. Ambos estudios apuntaban a que, cualquiera fuera el triunfador el 13 de abril, la diferencia iba a ser muy estrecha; pero claro, necesitaban un triunfo abrumador de Noboa para refrendar el momento culminante del fraude, para chocar a la opinión pública.



Tracking poll de Álvaro Marchante

Hay muchos más pormenores en la trama final de abril 2025: como la inexplicable variación del padrón electoral entre primera vuelta (13’732.194 electores) y la segunda (13’670.476 electores); las denuncias de cambios de actas que nunca dejarán comprobar, peor aún hacer los reconteos exigidos por Luisa González; el decreto 599 y el estado de excepción de última hora que preparó las condiciones de amedrentamiento y represión en lugares críticos para el candidato gobiernista; las barreras para un adecuado control externo de la transparencia (como la ilegal prohibición de fotografías)… y la lista continúa, ya ha sido repetida varias veces.

En un tibio Informe Preliminar MOE del 15 de abril de 2025, la delegación de observadores de la OEA concluye:

“No obstante, la Misión observó con preocupación que el proceso electoral estuvo marcado por condiciones de inequidad durante la campaña, así como por indicios sobre el uso indebido de recursos públicos y del aparato estatal con fines proselitistas. Estas prácticas afectan la competencia en la contienda y erosionan la confianza ciudadana en las instituciones democráticas.” https://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=D-007/25.  Si se hubiera tratado de Venezuela, seguramente el informe sería muy contundente.

No comparto la fácil aceptación de los resultados del CNE por parte de algunos analistas de la izquierda ecuatoriana. Algunas autoridades y dirigentes del correísmo también se han apresurado a felicitar a Noboa, saben que los dardos oficialistas pueden ir ahora contra ellos, sálvese quien pueda. Entiendo la intención de unos y otros, los hechos están dados y no hay opción real de cambiarlos; toca preparar la resistencia dicen todos y ese parece ser por el momento el único camino posible.

Pero para ello hay que comprender que se trata de un proceso de fraude en un escenario mucho más complejo y de largo plazo; que además continúa siendo una amenaza para posibles eventos futuros, como el supuesto nuevo proceso constituyente propuesto por Noboa Azín y su círculo.

En realidad, el fraude y el golpe de Estado comenzó en agosto del 2023, cuando asesinaron a Fernando Villavicencio que tenía más probabilidades que Noboa y Topic de pasar a segunda vuelta. En ese momento ocurrió otra cosa extraña, la intención de voto por Noboa, que en las diferentes encuestas (de todas las tendencias) fluctuaban en alrededor del 5%, de pronto creció abruptamente, quisieron engañarnos diciendo que fue el debate el que impulsó ese crecimiento, pero nunca un debate tiene ese gran efecto. Lograron mañosamente que pase a segunda vuelta el candidato predilecto de la oligarquía y de la CIA, el resto sería más fácil, sólo era cuestión de apelar y avivar el sentimiento anticorreista. Se trataba de un nuevo ensayo, los ineptos Lenin Moreno y Guillermo Lasso habían fracasado rotundamente.

Este plan, que se ejecutó desde el 2023 y continúa, posiblemente fue diseñado inmediatamente después del levantamiento popular de octubre de 2019 y perfeccionado luego del siguiente levantamiento de junio del 2022. La CIA, que nunca se fue del país, comenzó a actuar de nuevo expeditamente a través de la embajada gringa.

 

La CIA y otras garras del imperio

Hace unos pocos días pude ver una excelente entrevista a Francisco Herrera de Ecuadorinmediato, en la que a su vez se refiere a una entrevista suya del año 2006 al ex agente de la CIA, Philip Agee (la entrevista entera está a disposición en el portal de Ecuadorinmediato).

La sensación que me invadió es de que volvemos a las décadas de 1960 y 1970 en las que la CIA actuaba impunemente en toda Latinoamérica, creando cuerpos para policiales y para militares que se encargaban del trabajo violento más sucio, manipulando procesos electorales, comprando funcionarios, políticos y hasta líderes sindicales y de izquierda, o directamente levantando golpes de Estado cruentos cuando el caso lo requería (Plan Cóndor).

La actual trama de la segunda vuelta presidencial en el Ecuador (para la primera vuelta aparentaron ser democráticos y hasta aceptaron un empate técnico) parece una ficción, un cuento del realismo mágico, pero no lo es. Y si algo de encanto aún permanece en la atmósfera de duda, sólo lean el “Diario de la C.I.A. La ‘Compañía’ por dentro” (1975) de Philip Agee, el ex agente de la agencia, que actuó en el Ecuador entre 1960 y 1963. Luego fue a Uruguay con la misma misión, en la época de los tupamaros.

Agee logró en aquella ocasión, primero la caída de Velasco Ibarra, que se negó a recibir las órdenes de USA de romper relaciones con Cuba y su naciente revolución; recuerden que el fracaso de la invasión por la Bahía de Cochinos fue en el año 1961, luego de lo cual Fidel Castro anunció al mundo el carácter socialista de la revolución.

A Velasco le sucedió Carlos Julio Arosemena Monroy, un hijo de la oligarquía guayaquileña, muy cercano a USA, quien si se arrodilló y cumplió las órdenes del imperio, dando paso luego a la dictadura militar de Castro Jijón y sus secuaces, la que reprimió violentamente a la izquierda, al movimiento sindical y estudiantil, con cientos de detenidos en las mazmorras de la dictadura. Mi padre fue una de esas víctimas de la represión.

Philip Agee renunció luego a la CIA y denunció las artimañas de la agencia. Fue perseguido y amenazado de muerte, tuvo que refugiarse primero en Suecia y luego en Cuba, donde finalmente falleció en el año 2008.

El Arosemena Monroy y a su vez el Castro Jijón de la actualidad, es Daniel Noboa Azín. Ocurre este nuevo golpe, disfrazado de proceso electoral, justo en el momento en que Donald Trump irrumpe a la fuerza tratando de imponerse en el orden mundial. El golpe con Daniel Noboa es el primero en Latinoamérica en la era Trump, no podía darse el lujo de perder esta primera batalla en su “patio trasero”, más aun teniendo todas las herramientas a su favor.

No sería de sorprenderse si en este segundo gobierno, Daniel Noboa entrega totalmente la soberanía ecuatoriana a Trump, comenzando por convertir el patrimonio natural de las Islas Galápagos en base militar yanqui, ya sucedió en la segunda guerra mundial durante el gobierno de otro recadero de la oligarquía, Carlos Arroyo del Río. Después de todo, las Galápagos son un “portaviones natural”, con ubicación estratégica en el Océano Pacífico, como lo dijo con desparpajo el general Oswaldo Jarrín, ministro de defensa de Lenin Moreno. Ello pondría en serio peligro al país y a toda América Latina en el caso de un conflicto armado mundial.

Así que Trump no iba a permitir el triunfo de Luisa González, ténganlo por seguro, ni de ningún otro candidato que no sea Daniel Noboa Azín. Hay demasiado en juego. Antes y prácticamente desde inicios del siglo XX, el intervencionismo gringo en nuestro país fue fundamentalmente a través de la Fundación Rockefeller, la Alianza para el Progreso, USAID o el Cuerpo de Paz. Pero en este momento, las herramientas fundamentales serán la CIA y el Pentágono. En ese contexto hay que entender el golpe de Estado que culminó el 13 de abril de 2025.

 

El clan Noboa, el elegido

Y ¿por qué el imperio escoge a Daniel Noboa, y no a Topic por ejemplo? Bueno, la historia del clan Noboa con el imperio es muy antigua, comenzó con el abuelo de Daniel, Luis Noboa Naranjo, continuó con Álvaro Noboa Pontón, pero también con otros familiares como la tía Isabel Noboa Pontón. El mismo Daniel Noboa es ciudadano estadounidense. La antigua relación ha superado pruebas y no sólo de tipo financiero y comercial.

El actual contexto requiere de mano dura, de violencia extrema, y el clan Noboa si que sabe hacerlo bien. El pretexto es ahora la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, pero sólo el pretexto, porque el mismo clan está inmerso en lo que supuestamente quiere combatir.

Es muy conocida la historia de como Luis Noboa Naranjo comenzó a acumular su capital en la época del declive del boom cacaotero, de la mano de su mentor y amigo Juan Xavier Marcos Aguirre, cuyo padre y familia eran dueños, codueños o importantes accionistas de la Compañía Nacional Comercial, de la Compañía de Alumbrado, del Ingenio Azucarero San Carlos y del Banco Sociedad General de Crédito, a donde ingresó un joven Luis Noboa en calidad de trabajador, y donde logra afianzarse y obtener los primeros créditos para exportación de arroz y más tarde de otros productos agrícolas como el banano. Se dice que para 1941, a la edad de 25 años, logró acumular su primer millón de dólares.

Pero lo que no suele contarse frecuentemente es que la expansión del imperio económico de Luis Noboa Naranjo se hizo a costa del despojo de las tierras de comunidades campesinas que lindaban con sus haciendas productoras de arroz, práctica que continuó cuando ya fundó en 1947 la Exportadora Bananera Noboa S.A. de la mano de las empresas estadounidenses Standard Fruit y United Fruit Company; bananera que monopolizó más que la producción (que se hacía y se hace también en pequeñas fincas), la exportación. El negocio redondo de la exportación de banano se completaba con la Cartonera Ecuatoriana y la producción de fertilizantes en Fertisa, que han sido mecanismos complementarios para someter a la dependencia a los pequeños productores, que muchas veces sin poder pagar sus deudas terminaban entregando sus tierras y convirtiéndose en trabajadores asalariados del grupo Noboa. https://wambra.ec/rey-del-banano-grupo-noboa-intereses-en-el-estado/

En esa relación abusiva con los trabajadores de sus plantaciones y los campesinos de las pequeñas fincas que dependen del emporio, el grupo Noboa no ha vacilado en utilizar grupos armados (sicarios) para someterlos y proteger sus intereses, como sucedió en mayo del año 2002 en la huelga de los trabajadores de la hacienda Los Álamos, que estaban ejerciendo su derecho constitucional y legal de tener sus organizaciones sindicales. Ver https://lalineadefuego.info/cosecha-amarga-sicarios-atacan-a-trabajadores-de-una-plantacion-del-presidenciable-alvaro-noboa-del-2002/ y el documental https://www.facebook.com/carlos.showfactory/videos/1410806410052219/?rdid=3WNAT027lCRfVIeX#

Pero su poder no se ha extendido solamente al campo agrícola y comercial, sino que el grupo Noboa, comenzando con el abuelo Luis Noboa Naranjo, siempre ha estado cerca del poder político y ha intentado varias veces llegar a la presidencia de la república. Esta alianza con el poder político le ha permitido por ejemplo poner en múltiples ocasiones ministros de agricultura de sus filas bananeras https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/handle/10469/21170, lograr condiciones ventajosas para el transporte de la producción exportada, o la evasión de impuestos, como ha sucedido varias veces y sucede ahora mismo durante el gobierno de Daniel Noboa Azín. De hecho, León Febres Cordero, el hombre de confianza de Luis Noboa Naranjo fue detenido en 1973 durante la dictadura de Guillermo Rodríguez Lara, acusado de evasión de impuestos en la importación de trigo.

Más tarde, entre 1984 y 1988, Febres Cordero, al que Jaime Roldós lo definió como “insolente recadero de la oligarquía”, llegó a ser el primer presidente de la República del grupo Noboa. Y demostró con creces sus dotes represivas aprendidas junto a sus patrones oligarcas.

Luego ya son conocidos los cinco intentos de llegar a la presidencia de Álvaro Noboa Pontón y su gran billetera (en realidad seis, porque en el 2021 también lo intentó), uno de ellos teniendo como binomio a su cónyuge, Annabella Azín. En tres de esas ocasiones perdió en segunda vuelta, frente a Jamil Mahuad en 1998, Lucio Gutiérrez en 2002 y Rafael Correa en el año 2006.

De tal manera que no es sorpresa que el nieto de Luis e hijo de Álvaro, Daniel Noboa Azín, se presentara a elecciones en el 2023, esta vez con el aval y la apresurada necesidad de la CIA de tener un alfil de su perfil. Las urgencias crecieron cuando Trump ganó la presidencia de USA.

Hoy, Daniel Noboa, junto a Milei y Bukele, son sin duda los tres mimados de Trump en Latinoamérica, sus tres perritos falderos, peligrosos perritos falderos. Que todo quede entre la familia, el poder y la CIA.

hnc / 16 abril 2025


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