LA SOCIEDAD DEL INDIVIDUALISMO Y EL ODIO


No trae ninguna novedad este título, es la historia de la humanidad. Marx lo dijo de otra manera: “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”, entendiéndola en el más amplio sentido.

Desde que los primeros hombres (más que las mujeres), las primeras familias o clanes, se apropiaron de la mejor comida y de su excedente, de las herramientas de piedra y hueso, comenzó a construirse la sociedad del individualismo y el odio, con diferentes matices a través del mundo.

Pero, también, desde ese mismo momento comenzó la resistencia de los oprimidos, y se sintió la solidaridad y la fraternidad, que son la reserva moral de la humanidad. Esos valores se preservaron en las comunidades de pueblos originarios.

Los que acumularon originalmente comida, herramientas y después tierras, transformaron luego las armas de caza en armas para asesinar al semejante, que se fue pintando de colores, lenguajes y religiones. Nació el esclavismo y se perfeccionó como feudalismo y capitalismo, cada uno con su fase última, el imperialismo. Las armas de piedra, madera y hueso, fueron reemplazadas por el terrible tajo del acero y por la pólvora, hasta llegar a las modernas armas nucleares y los drones asesinos que son un preludio del dominio de la inteligencia artificial en la guerra, en la economía y en todos los ámbitos. Estamos sin embargo de regreso, a un tecno feudalismo, como muy bien lo describe Yanis Varoufakis.

Los elementos comunes en la historia han sido la acumulación y la guerra, a nivel global o local. Quienes frente a ello defienden la vida y la solidaridad, han sido siempre pocos, y tienen que vencer enormes barreras para convencer a los demás oprimidos, obnuvilados por la propaganda de los opresores.

Desde hace unos meses formo parte de un chat del barrio (en realidad de varios barrios aledaños), promovido por la Policía con fines de seguridad ciudadana. Como en todo colectivo y en todo chat, hay mucha diversidad; la mayoría no se pronuncian o no nos pronunciamos, pero muchos de los que sí lo hacen, aparecen de vez en cuando con mensajes que espeluznan. Los miembros de la policía que moderan el chat, recuerdan las reglas, y para mostrar que son los que mandan, retiran a alguien que se atrevió a publicitar su negocio.

Pero no tienen el mismo nivel de respuesta cuando uno de los miembros del chat (se supone, vecino del barrio) incita a que se queme a un ladronzuelo que atraparon en una tienda. Y no es el único mensaje de odio, hay otros que invitan a apalear a las personas a las que se encuentre delinquiendo. Protesto, con mucho tino, y sólo recibo burlas. Y esto no es nuevo ni exclusivo de mi barrio, cuántas veces hemos conocido por los medios, que lincharon y quemaron a un delincuente o supuesto delincuente, no se trataba de violadores o asesinos en serie (y si así fuera, para ello hay los procesos judiciales), a lo mejor eran personas que robaban para calmar el hambre de su familia. Pero claro, la turba enardecida ya hizo de policía, fiscal, juez y verdugo, en un país en el que no hay pena de muerte desde hace más de un siglo.

Otros vecinos pretenden ser más moderados, pero igual manifiestan su odio. “Señores policías, necesitamos ayuda, en esta esquina hay personas que han amanecido durmiendo en la vereda, podrían delinquir al despertar” y envían la foto de unas personas tiritando de frío debajo de una manta a las seis de la mañana. “Señores policías, por mi casa están unas personas afrodescendientes (pretenden ser delicados con el lenguaje, no dicen “negros”), parece que están bajo el efecto del alcohol y quién sabe qué puede pasar”. “Unos chicos están como locos pateando la pelota con mucha violencia en la cancha del parque”. “Este chico (envían una foto) se está drogando cerca de mi casa”, ante este último, respondo al autor con un mensaje individual, por interno, le recuerdo que consumir drogas no es delito, que el muchacho no estaba traficando, y recibo por respuesta: “…vivimos en un sector donde la mayoría de personas adultas y sus familiares son gente de bien, trabajadora, y muchos de buena posición y estos actos no son bien vistos por tanto mientras normalicemos estos actos seguirá en incremento. Nos queda cuidarnos y cuidar de los nuestros.”, me quedo estupefacto y ya no tengo ánimo para intentar educar a mi vecino, quería mencionarle el artículo 364 de la Constitución y decirle que denunciar al chico consumidor ante la policía, no le ayuda en nada, que más bien le pone en riesgo de ser ilegalmente detenido y quien sabe toda una serie de consecuencias posteriores; todo porque a la “gente de bien” le importa sólo su propio bienestar y nunca ayudar a los demás, no le importa incluso causar daño.

Este desvarío localista, tiene sin embargo que ver con lo que sucede a nivel del país y a nivel global. Recuerdo a mis maestros de epidemiología que nos recomendaban siempre hacer un análisis desde lo general a lo individual, pasando por lo particular, y viceversa; ver las diferentes dimensiones de la determinación social.

Y entonces entiendo, no les justifico a mis vecinos, pero les entiendo. Permanentemente bombardeados, hoy más por las redes sociales que por la televisión, se comportan como el político matón que compra con su gruesa chequera un curul en el legislativo, un puesto en la Corte o la presidencia de la república; claro para luego compensar con creces la inversión. Entonces me iluminan las reflexiones que hace Jessé Sousa sobre el “pobre de derecha”, que desprecia a su par, al que siempre mira como inferior, mientras venera al opresor.

Un Elon Musk (¿se habrá creído invisible el pendejo? o ¿actuó con toda intención?) haciendo el saludo nazi en los actos de posesión de Donald Trump, es idéntico al ministro de defensa Gian Carlo Loffredo Rendón, rodeado de otros gorilas, amenazando a los defensores de derechos humanos y a la jueza que aceptó un habeas corpus (avalado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) para agilizar la investigación de los entonces desaparecidos cuatro niños de Guayaquil. Pero es también idéntico al vecino que incita a linchar y quemar viva a una persona atrapada robando en una tienda. ¿Soy yo el desubicado, o el mundo está loco?, no sabemos a dónde más se puede llegar. ¿Tendrá la humanidad la capacidad de resistir en sus valores acorazados en las comunidades y los pobladores más pobres, hoy atrapados como carne de cañón por los negocios sucios y la violencia del capitalismo?

La reunión de los países del BRICS e invitados el pasado año 2024 en la ciudad rusa de Kasán, fue como un bálsamo para soñar en un futuro mundo multipolar. Ello, en medio del dolor del genocidio del pueblo palestino por parte del sionismo con el apoyo de los gobiernos de USA y la mayor parte de Europa, en medio del acoso de USA y la OTAN contra Rusia a través de su insaciable perro rabioso Zelenski. Pero volvimos a aterrizar en la realidad cuando se supo del triunfo electoral de Trump y sus inmediatas amenazas de invadir Canadá, Panamá y Groenlandia, de deportar a los migrantes, de desconocer el constitucional derecho de ciudadanía de los nacidos en territorio de USA, y toda una cascada que se viene.

Parece estamos lejos de superar la sociedad del individualismo y la violencia, a nivel global y a nivel local. Los más grandes capitalistas de las redes sociales están haciéndole el juego a los despropósitos de Trump, fueron los invitados de honor a su posesión, más que jefes de Estado. Y lejitos de ellos, en supuesta representación de Latinoamérica, las tres mascotas falderas de Trump y Musk: Milei, Bukele y Noboa. Tuvo que conformarse con poco Trump, seguramente lamentó no tener allí a los presidentes de México, Brasil, Colombia y Venezuela; hubiera querido que el mapa político fuera diferente, hubiera querido tenerles a Peña Nieto, Bolsonaro y Uribe, revivir a Batista, Pinochet y Somoza, para que engalanen su toma de posesión.

A nivel nacional tampoco pinta bien el panorama. Habíamos advertido que dar más poder a un oligarca, como Daniel Noboa, es obsceno. Y se probó con creces. No vamos a enumerar aquí nuevamente todas las perlas de su desgobierno, basta con constatar la violencia en todas sus formas, incluso con su ex esposa y su hija. Lo más grave es lo que podría venir a futuro si logra concretar un fraude que permita su reelección (espero que NO), hay varios indicios de que esa trama está en marcha, no hay poder que le haya frenado en su inconstitucional, ilegal y abusivo doble papel de presidente y candidato; el muchacho prepotente carece en absoluto de pudor, porque sabe que la embajada gringa (después de todo él mismo es gringo, y con papeles) y las FFAA, le respaldan; y eso es mucho decir. En general, la militarización se extiende por Latinoamérica, impulsada por el Pentágono, se abre pasos a sangre y fuego, Ecuador es uno de los laboratorios y la lucha contra el narcotráfico (léase acuerdos públicos / privados) el pretexto; un muchacho violento e hijo de la oligarquía, les cae de perla.

Mientras tanto, en mi barrio, yo pierdo la esperanza de que la gente actúe con mesura, que tenga un poquito de empatía con los más vulnerables; pero, al parecer, no hay condiciones para ello, los cautos se aterran de opinar, ganan los violentos. Finalmente, terminaré saliendo de ese chat que me enferma.

Más, los pueblos tenemos la paciencia y el coraje para resistir y para soñar en un mundo mejor, con o sin elecciones. Un mundo donde no haya ni Trumps, ni Musks; ni Noboas Azín, ni Loffredos, ni Palencias; donde tampoco haya vecinos que quieran quemar a otro ser humano. Tenemos que trabajar como hormigas para ello, la organización y la educación política las herramientas.

hnc / 24 ene 2025

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