LOS NIÑOS DE LAS
MALVINAS
En un vídeo en el que aparecen
Jaime Vela, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Víctor Zárate, comandante
general de la Policía Nacional, la ministra del Interior Mónica Palencia, el
ministro de Gobierno José de la Gasca y el ministro de Defensa Ginancarlo
Loffredo, trataron de lavarse las manos (ver https://www.ecuavisa.com/noticias/seguridad/bloque-seguridad-responsabiliza-grupos-delictivos-desaparicion-menores-KF8513408).
El “Bloque de Seguridad” del gobierno responsabiliza a grupos delictivos de la
desaparición de cuatro menores en Guayaquil, pero no presenta indicio alguno.
El jefe militar mencionó que las
Fuerzas Armadas “no van a interferir en investigaciones ni van a encubrir hecho
alguno”. ¿Por qué lo habrá dicho?
El video finaliza con un envalentonado
ministro Loffredo rechazando que esta situación sea utilizada con “intereses
políticos y se maneje una narrativa de pretender involucrar a las Fuerzas
Armadas con grupos delincuenciales".
Según Loffredo se busca debilitar
el trabajo de las fuerzas del orden, generar el caos, para hacer que la
ciudadanía "censure a una institución que está enfrentando al
narcotráfico, el crimen organizado y a las mafias que lo protegen"… y
añadió "calificar desde lo político este lamentable hecho como una
desaparición forzada, es hacerle el juego al crimen organizado y las
mafias". ¡Qué cinismo!
Esas lamentables declaraciones,
significan sin embargo que reconocen que el Estado y las Fuerzas Armadas podrían
estar implicadas en la desaparición forzada de los cuatro niños / adolescentes,
Steven Medina, Josué Arroyo, Ismael Arroyo y Saúl Arboleda, de Las Malvinas (Guayaquil),
la noche del domingo 8 de diciembre de 2024.
Y eso es lo que creen sus
familiares, según los pocos indicios que se conoce. Pero también es lo que
sospecha la Fiscalía General del Estado.
La fiscalía general señaló el
sábado 21 de diciembre del 2024 (trece días después de la desaparición de los
niños), que personal militar estaría involucrado en la desaparición de cuatro
menores de edad en Guayaquil.
El Ministerio Público informó a
los medios que este caso ha sido trasladado a Quito para que sea manejado por
la Unidad Especializada en la Investigación de Uso Legítimo de la Fuerza. Esa
unidad de la Fiscalía fue creada con resolución 063 del 2023 por la fiscal
general, y se encarga específicamente de investigar infracciones
presumiblemente cometidas por agentes estatales que involucren hechos como
desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales y otros delitos conexos que
puedan ser tipificados inicialmente de manera distinta. Si fuera un delito que
no implica a agentes estatales, ¿por qué trasladarían el caso a esa unidad
especializada?
Todos queremos que los niños vuelvan
pronto a casa, sanos y salvos, tal como salieron aquel día. La tragedia para
los niños y las familias es terrible, justo en vísperas de las fiestas
navideñas, que se supone es un momento de paz. Pero no habrá paz en estas
navidades para las familias de Steven, Josué, Ismael y Saúl, si no aparecen; como
no habrá paz para las familias palestinas, libanesas y sirias víctimas del sionismo.
La maldad se ha ensañado con los niños en el año 2024, y esa maldad tiene
responsables, aunque traten de ocultarlo.
El silencio del presidente Noboa,
da cuenta del desinterés por la tragedia de esos niños y sus familias. Pensará
que es un aceptable efecto secundario de su guerra interna. Harán todo lo
posible para culpar a grupos criminales ajenos al Estado y el gobierno, tienen
el poder para ello.
Esta tragedia, que esperamos esta
vez tenga final feliz, ojalá, nos hace recordar momentos vividos décadas atrás
en otro gobierno autoritario, que también decidió el uso abusivo de las Fuerzas
Armadas y la Policía. Fue en el gobierno de Febres Cordero que desaparecieron
los hermanos Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo; desde el inicio hubo
indicios de que la policía nacional estaba involucrada en esa desaparición,
pero trataron de ocultar testigos y evidencias de lo que fue un crimen de
Estado. Fue en el gobierno de Febres Cordero que desapareció también la maestra
Consuelo Benavides, más tarde se supo que fue detenida por marinos ecuatorianos
y, al parecer, ejecutada extrajudicialmente. En ambos casos de la década de
1980, el gobierno, el Estado, la policía y las FFAA negaron su participación y
responsabilidad. Y no fueron los únicos casos, hubo decenas de personas desaparecidas
y ejecutadas, las cárceles clandestinas eran la norma, siguieron el patrón de
los actos criminales de las dictaduras del Cono Sur y el Plan Cóndor.
Hoy, el pretexto para las
violaciones de derechos humanos, es la supuesta lucha contra el crimen
organizado y las bandas a las que el gobierno define como terroristas; mientras
negocian por detrás. Esa “guerra interna” lo justifica todo.
Miles de voces en todo el
territorio han mostrado su solidaridad con las familias de los niños de Las Malvinas,
y su indignación con la actuación de las Fuerzas Armadas en los operativos, que
tienen un claro enfoque aporofóbico y racista.
Pero ha habido también respuestas
en redes sociales a los mensajes solidarios. Respuestas que tratan de minimizar
o de justificar los abusos de la policía y las FFAA; respuestas que no se
compadecen con el dolor que inunda a las familias y a toda la población
sensible; respuestas que se burlan de la solidaridad. La sociedad está plagada
de esas miserias.
El señor presidente y su familia
festejarán con lujo y sin pudor la navidad y el año nuevo, harán alarde de ello.
Muchos los acompañarán en el jolgorio.
Para la mayoría de ecuatorianos,
serán unas navidades tristes si no aparecen pronto Steven, Josué, Ismael y Saúl.
¡Vivos los llevaron!
¡Vivos los queremos!
hnc / 22 diciembre 2024
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