LASSO CONVOCA A LA LUCHA
ARMADA
Muchos de los grupos civiles
armados, terminan siendo bandas paramilitares al servicio del poder. El
matrimonio Ortega-Murillo y sus secuaces no sólo reprimieron en Nicaragua los
levantamientos populares de 2018 y 2019 con fuerza pública regular, lo hicieron
también con bandas de civiles armados. En las dictaduras, de Trujillo en
República Dominicana y de Papa y Baby Doc (la dinastía Duvalier) en Haití, las
bandas de civiles armados (tonton macoutes en Haití), alcanzaron el nivel
descarado de milicias al servicio personal de los dictadores.
La delincuencia y la incapacidad
del Ejecutivo en el Ecuador para cumplir con su obligación de proteger la
seguridad de la población, puede parecer una buena justificación para el
decreto 707. Y resulta muy conveniente que se haya emitido precisamente cuando
es inminente un juicio político a Lasso (de hecho, con el 707 ya se
reconciliaron con los socialcristianos). Pero, en realidad, parece haber otro
objetivo más importante de fondo, facilitar la creación de grupos armados de
ultraderecha para proteger el poder, que a largo plazo parece irse de sus manos.
Grupos violentos de extrema
derecha están ya armados desde hace décadas en el Ecuador y América Latina.
Operan ocasionalmente y subrepticiamente, a manera de entrenamiento, en lo que
ellos llaman “limpieza social”, aniquilando a seres humanos de los grupos más
vulnerables de la población. Son los mismos grupos que en Brasilia lideraron la
toma del legislativo ante la última asunción de Lula al poder, lo hicieron al
estilo de las huestes de Trump en enero del 2021 en el Capitolio. Son los
mismos grupos que, primero se emborracharon con whisky, y luego salieron
armados a desalojar a manifestantes de la Ruta Viva, a la altura de Cumbayá,
durante el paro y levantamiento popular de junio del 2022. Ya en octubre del
2019 hubo voces de “quiteños de bien” que llamaban a sacar las armas para
enfrentar a los “indios invasores”.
Seguramente a la gran burguesía
oligárquica latinoamericana debe inquietarle mucho el actual espectro político
del subcontinente, con gobiernos de izquierda o progresistas en varios países de
la región, incluyendo los más poblados, Brasil, México, Colombia y Argentina.
Siempre les molestó que la revolución cubana siga avante luego de más de
sesenta años y pese a todos los bloqueos. Les inquieta que Venezuela, descontando
las fuertes críticas a Maduro incluso desde la izquierda, haya podido sortear
la fase más dura y se encuentre en un proceso de recuperación y consolidación
en varios campos; el desconocimiento de USA a su títere Guaidó lo confirma, así
como el retorno a su patria de miles de migrantes.
En este contexto hay que entender
el decreto ejecutivo 707 de Lasso que convoca a armarse a los civiles, pero
sólo a ciertos civiles, a los que pueden dedicar recursos para armarse y
entrenarse, los que pueden cumplir con los requisitos de su decreto. Esos
civiles armados, son los que garantizarían la protección del capital, porque
aparentemente no tienen plena confianza de que lo harán adecuadamente la
Policía Nacional ni las Fuerzas Armadas, sobre todo estas últimas.
Las Fuerzas Armadas, según la
Constitución, no son las garantes de la seguridad interna, contribuyen a ello
en situaciones muy excepcionales. Ese papel le corresponde a la Policía
Nacional, a la cual saben que pueden controlar mejor.
Las fuerzas armadas han dado
muestras, en el mundo, de que pueden alinearse en algunas ocasiones con los
derechos e intereses populares. Oficiales ilustrados de las fuerzas armadas de
diversos países lucharon junto al pueblo y derrocaron a tiranos. Los ejemplos
son numerosos: Desde las escuadras de soldados zaristas que engrosaron las
filas de la revolución de octubre y las unidades enteras que se pasaron con
armas y bagajes a las filas del Ejército Popular de Liberación en China bajo el
liderazgo de Mao Zedong. La revolución de los claveles de 1974 en Portugal, no
hubiera sido posible sin el concurso de los oficiales militares de la
resistencia, que de paso contribuyeron a la liberación de Angola. Las
dictaduras militares progresistas de Velasco Alvarado en Perú o de Rodríguez
Lara en Ecuador, para nada se parecieron a las dictaduras gorilas y genocidas
del Cono Sur. Chávez construyó con paciencia las primeras bases de la
revolución bolivariana con oficiales progresistas de las Fuerzas Armadas
venezolanas.
En Ecuador, la revolución juliana
no hubiera sido posible sin la joven oficialidad ilustrada y comprometida de la
Liga Militar. Algunos oficiales militares fueron encarcelados durante el
gobierno de Arosemena Monroy y la dictadura militar de Castro Jijón y sus secuaces,
acusados de colaborar con la frustrada guerrilla del Toachi. Nadie puede
olvidar a un asustado Febres Cordero sometido en la Base de Taura por Vargas
Pazos y sus comandos de la Fuerza Aérea.
Hay razones para que la gran
burguesía desconfíe de las Fuerzas Armadas y sus oficiales. Por ello debe armar
a sus propios hijos y a los fanáticos ultraderechistas que los siguen a pesar
de que su extracción social pueda ser proletaria o de clase media. El discurso
fascista ha penetrado profundamente a través de Internet en jóvenes de todo el
mundo. Hay un peligroso renacer del nazismo y una estrategia de la ultraderecha
en marcha.
En la década de 1960, luego del
triunfo de la revolución cubana, en toda América Latina había una gran
efervescencia en la izquierda por la vía armada para la revolución. Otras
guerrillas, como la de las FARC en Colombia, tenían incluso más tiempo actuando.
La vía electoral para transformar la sociedad, en el marco de la democracia
burguesa, se veía imposible; parecía ser entonces que la única alternativa era
la lucha armada; era la época del foquismo rural y de las guerrillas urbanas.
La CIA se había encargado de derrocar dos gobiernos de izquierda, el de Jacobo Árbenz
en Guatemala y el de Salvador Allende en Chile; a Allende de una manera muy
cruenta. Luego de ello, nadie se atrevió a intentar la vía “democrática”, al
menos por un tiempo, y aquellos que pretendieron, como Maurice Bishop en
Grenada, fueron aniquilados por un contingente de marines.
Los tiempos cambian. Hoy parece
ser que quien convoca a la lucha armada ya no es la izquierda; ha probado que
puede lograr una gran simpatía popular entre las masas empobrecidas y usar las
mismas rutas de la democracia burguesa, las elecciones, para tomar el poder. A
la derecha, al menos en Latinoamérica, se le vuelve cada vez más difícil asumir
el poder por la vía electoral, su vía, y peor aún mantenerlo por mucho tiempo;
no pueden evitar que las diferentes tendencias de izquierda y del progresismo
les superen en las urnas, una y otra vez. Por ello es explicable que la burguesía
explore nuevas (aunque no tan nuevas) vías armadas para la protección de sus
intereses, de su gran riqueza acumulada.
Para la burguesía no basta con que
las armas estén en manos de la policía o las fuerzas armadas, aun cuando ellas
han demostrado casi siempre estar a su servicio. La derecha, los grandes empresarios,
el gran capital, tienen el dinero suficiente para armar sus propias bandas de
mercenarios, pero necesitan un marco legal que lo facilite, el decreto 707 es
un anillo al dedo. Pero, ¿será que ello les alcanza para siempre, ante el
crecimiento del clamor popular por pan, libertad y paz?
Hugo Noboa Cruz, 4 abril de 2023
[1] La
segunda enmienda del año 1789 de la Constitución de los Estados Unidos de
Norteamérica, en su Art. 4 señala: “Siendo necesaria una Milicia bien
organizada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del
pueblo a poseer y portar armas.” A esta enmienda acuden los grupos
armamentistas norteamericanos para justificar la posesión y uso de armas de
fuego, muchas veces de gran calibre. Ello, a pesar de que el Congreso del país norteamericano
reiteradamente ha señalado que hay límites al respecto.
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