TRES GRANDES MÚSICOS Y SU COMPROMISO SOCIAL


Para todos nosotros resulta obvio el compromiso social, político e incluso militante de Mercedes Sosa, Violeta Parra, Víctor Jara, Daniel Viglietti, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, Quilapayún, Inti Illimani y tantos otros compositores, cantantes y conjuntos musicales.

En otros casos, ese compromiso es más sutil: Natalia Lafourcade, Lila Downs, Joaquín Sabina, Marta Gómez, Caetano Veloso, Luis Eduardo Aute…

La poesía y la estética de su música los une en una corriente con identidad, no sólo el compromiso social.

En Ecuador, los cultores de esta fusión de música y compromiso social, son innumerables, muchos de ellos muy reconocidos. Tal vez los mayores exponentes fueron y son Jaime Guevara, Jatari, Noviembre 15, Illiniza, Pueblo Nuevo, Enrique Males, Sandra Bonilla... Pero mucha de la llamada música folclórica o mejor aún la música andina y más recientemente una parte del rock y el hip hop, comparten también ese compromiso social.

No siempre, cantar canciones de Violeta Parra o Víctor Jara significa un compromiso político con sus ideas y militancia. A muchos cantantes sólo les atrae la estética y fuerza de su música.

Sin embargo, hay muchos otros personajes de la música universal que han cumplido un comprometido papel en las luchas por los derechos de las personas y los pueblos, aunque su imagen nunca ha tenido una identidad política, al menos para los que no hemos sido cercanos.

En estas notas, quiero traer una breve historia de tres de ellos: Louis Armstrong – “Satchmo” (1901-1971), Pau Casals (1876-1973) y Rafael Hernández – “El Jibarito” (1892-1965).

Los tres compartieron más o menos la misma época, vivieron las dos guerras mundiales y sus atrocidades; pero también fueron testigos de múltiples violaciones a los derechos humanos de las personas y los pueblos; así como las luchas de resistencia. Su música es diversa, Casals el más académico y clásico, Armstrong una de las figuras más connotadas del jazz norteamericano y Hernández uno de los compositores latinoamericanos de música popular más prolífico. Los tres tuvieron un gran corazón comprometido con derechos fundamentales.

 

SATCHMO Y LA INTOLERANCIA DE LOS SUYOS

Louis Armstrong era popularmente conocido como Satchmo (abreviación en inglés de “boca de bolsa”), por la forma de inflar sus mejillas cuando tocaba la trompeta. Su imagen de bondad y humildad siempre estuvo atravesada por su amplia sonrisa, el sudor en el rostro por su entrega al tocar la trompeta o cantar, y su pañuelo en la mano.

Armstrong fue tal vez el más popular de los músicos de jazz en el siglo XX, a pesar de que se trató de una época copada por verdaderos gigantes como  Dizzy Gillespie, Duke Ellington, George Gershwin, Ella Fitzgerald, Benny Goodman, Billie Holiday…

La canción más popular que interpretó Satchmo, con su característica voz grave que provocó una tendencia en el jazz, fue “Hello Dolly”.

Pero tal vez más emblemática fue “Black and Blue”, coreada muchas veces por el público africano cuando Armstrong visitó algunos países de ese continente. Unos versos de Black and Blue dicen: “No tengo un amigo. / Mi único pecado está en mi piel.”, que de alguna manera le recordaba a Armstrong sus duras infancia y adolescencia, plagadas de discriminación, que el músico vivió en su natal Nueva Orleans; donde conoció lo que es vagabundear y ganarse la vida en las calles o ir a parar a un “reformatorio” juvenil, donde aprendió a tocar la trompeta.

Hasta que la familia judía lituana Karnofsky (también víctima de discriminación) y el cornetista Joe King Oliver (su padrino musical), lo rescataron y encaminaron en el mundo del swing y el jazz, música que lo llevó por Chicago, Nueva York y todo el mundo. A los diez y siete años, Satchmo ya era un virtuoso trompetista.

Pero la discriminación nunca terminó. Aun siendo ya un músico famoso, debía entrar por la puerta trasera en algunos hoteles que no recibían a huéspedes negros o lo hacían con recelo y a escondidas. Armstrong siempre recordó que su abuela materna que le cuidó en su infancia, nació esclava, liberada luego de la guerra civil.

No todos estuvieron contentos con la sonrisa de Satchmo. Le acusaban de no comprometerse con la lucha por los derechos civiles, de ser sumiso con el público blanco con el que generalmente se presentaba. Uno de sus más fuertes críticos fue su colega trompetista Miles Davis, que alguna vez afirmó: “Los programas de televisión únicamente invitaban a un negro si sonreía enseñando mucho los dientes, si hacía de payaso como Louis Armstrong…”.

Malcom X y otros llegaron a bautizar a Armstrong como “tío Tom”, en alusión al personaje de la novela de Harriet Beecher Stowe “La cabaña del tío Tom”. Lo hacían de manera peyorativa, aludiendo a los negros esclavos que trataban de congraciarse con los amos a cambio de dádivas.

Lo que pocos sabían en ese entonces, era que Armstrong, de manera discreta y reservada, fue uno de los principales soportes financieros para la campaña por los derechos civiles de Martin Luther King.

Pero quizás un episodio ocurrido en 1957 probablemente cambió la imagen de sumisión que tenían Malcom X, Davis y otros “hermanos negros” que militaban en el efervescente movimiento civil de la comunidad afroamericana.

Satchmo, junto a otros grandes músicos de jazz, fueron designados por el Departamento de Estado de USA como embajadores culturales. Trataban de contrarrestar las críticas de la Unión Soviética y de organizaciones políticas de todo el mundo contra el racismo en Estados Unidos de Norteamérica.

Armstrong canceló una gira programada a la URSS, cuando el gobierno federal no actuó en el conflicto de segregación racial escolar en Little Rock, Arkansas (septiembre de 1957) a pesar de la resolución de 1954 de la Corte Suprema de los EEUU que declaró de forma unánime que la segregación en las escuelas públicas era inconstitucional.

Armstrong calificó al presidente Eisenhower de “dos caras” y “cobarde” por su falta de acción. “Por la forma en que están tratando a mi gente en el sur, el gobierno podría ir al infierno” señaló y añadió que no podía representar a un gobierno que no defiende los derechos de su propio pueblo.

https://www.youtube.com/watch?v=2LDPUfbXRLM  (Black and Blue)

 

PAU CASALS, EL CANTO DE LOS PÁJAROS

A Pau Casals no le gustaba que le llamen Pablo, sino Pau, en catalán, con orgullo. Murió en el exilio (el mismo año del golpe militar contra Allende) el 22 de octubre de 1973, en San Juan de Puerto Rico, la tierra de su madre.

Fue al exilio luego de que Franco asumió el poder. Casals no sólo fue un extraordinario músico, compositor y director, revolucionó la forma de tocar el violonchelo; sino que también fue un defensor de la República frente al franquismo, fue demócrata y pacifista.

Se negó a tocar y dirigir en la Alemania nazi, en la Italia fascista, en la España de Franco, pero también en la URSS de Stalin. Jamás regresó a España. Las últimas décadas de su vida las dedicó a un activismo por la paz y a la solidaridad con los exiliados catalanes y españoles del franquismo. Cada concierto terminaba con "el cant dels ocells" (el canto de los pájaros), una canción popular catalana, a la que convirtió en un himno por la paz y contra el fascismo.

El video en el que toca Casals su violonchelo (ver link Youtube), probablemente es en su casa en el exillio o donde sus amigos que le acogían en Francia para el festival de música de Prades (hoy festival Pau Casals de música de cámara). Cientos de músicos interpretan con pasión el cant dels ocells, en todas partes del mundo, no sólo con chelo, sino con saxo, en corales, con instrumentos tradicionales, en canto lírico, versiones sinfónicas y versiones alternativas fusión rock, fusión jazz.

https://www.youtube.com/watch?v=jKoCzueuKdI (El cant dels ocells)

 

RAFAEL HERNÁNDEZ, “EL JIBARITO”

Quién no ha cantado “Lamento Borincano”. “Sale, loco de contento, con su cargamento para la ciudad…” O al menos habrá oído en las voces de Daniel Santos o de Víctor Jara, ese canto de dolor por su pueblo portorriqueño.

Lo que no muchos saben, aquí por tierras andinas, es que esa y muchas otras hermosas canciones, boleros, sones montunos y otros símbolos caribeños, y hasta música regional mexicana, como el himno popular de Puebla, “Que Chula es Puebla”; son de su autoría. En El Caribe, Rafael Hernández es venerado como símbolo de la música popular del siglo XX.

Entre sus canciones más conocidas están, a más de Lamento Borincano: Perfume de Gardenias, Silencio, Capullito de Alhelí, Cachita, El Cumbanchero, Campanitas de Cristal, Quisqueya (Linda Quisqueya), Desvelo de amor, No me quieras tanto... En México hizo las bandas sonoras de muchas de las películas de la “época de oro” del cine mexicano. Dicen que compuso más de 2.000 canciones.

Tal vez su más grande obra, su obra maestra, es “Preciosa”, un himno a su Borinquen querido.

Daniel Santos, su compatriota portorriqueño, fue uno de los más importantes intérpretes de sus canciones. Pero igual las cantaron: Toña la Negra, Los Panchos, Celia Cruz, Javier Solís, Chavela Vargas. O ya en tiempos más contemporáneos, Orlando Contreras, Héctor Lavoe, Gilberto Santa Rosa, Marc Anthony, Caetano Veloso, Nana Mouskouri, o Ismael Rivera, todos rindiendo homenaje al gran maestro.

Con Cuba tuvo un lazo especial. De hecho, vivió allí cinco años, entre 1920 y 1924, enriqueció a los y se enriqueció de los grandes compositores e intérpretes cubanos. Los clásicos músicos cubanos siempre procuran incluir un tema de Hernández en sus conciertos y discos, ello lo hicieron tanto Buena Vista Social Club como Ibrahim Ferrer. En una ocasión tuve la oportunidad de estar en un hermoso festival de boleros en el Teatro Nacional de Cuba, junto a la Plaza de la Revolución en La Habana; en el festival, la gran Sara González, que fue una de las cantantes participantes, antes de su presentación rindió homenaje a Rafael Hernández, de quien dijo es el más grande compositor de música popular caribeña, y lo dijo a pesar de ella ser cubana y a pesar de la riqueza de la música cubana.

Hernández, que nació en Puerto Rico (Aguadilla) en 1892 y murió en San Juan de Puerto Rico en 1965, en realidad fue un hombre más universal. Vivió en Estados Unidos de Norteamérica, en donde compuso y toco jazz, y donde formó el Trío Borinquen. Durante la primera guerra mundial fue enlistado en el ejército norteamericano, junto a su hermano Jesús y otros músicos portorriqueños formaron parte del conjunto musical Harlem Hell Fighters del Ejército.

Rafael Hernández, de origen popular, se formó académicamente en la música, primero en San Juan de Puerto Rico en su adolescencia, pero sobre todo ya de joven adulto en el Conservatorio Nacional de Música de México (desde 1932), donde alcanzó su mayor nivel en la composición. Y vivió también en República Dominicana, donde compuso Linda Quisqueya, que es considerado como el segundo himno (popular) dominicano.

Su obra maestra “Preciosa” termina con el verso: “Preciosa, Preciosa, te llaman los hijos de la Libertad, Borinquen”, es un verdadero himno por la libertad plena de la isla. ¡Hasta Siempre Jibarito!

https://www.youtube.com/watch?v=AEATkoMiL0Q (Preciosa, versión de Marc Anthony)

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