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Mostrando entradas de abril, 2022
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  EL DÍA EN QUE SERRAT CANTÓ A LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS Recuerdo con nostalgia, era mayo de 1992. Comunidades indígenas de la Amazonía habían llegado a Quito el 23 de abril, luego de doce días de caminata que inició en la ciudad de Puyo; aunque para muchos, el periplo comenzó días antes, adentro en la selva. Avanzaron con no pocas dificultades, en medio de la música de flautas y tambores, del abrazo fraterno en pueblos y carreteras. Pude acompañar el último tramo. Estado plurinacional y pluricultural; reconocimiento legal de sus territorios ancestrales, donde sus abuelos habían vivido por siglos…   milenios. Eran las reivindicaciones. Ante el ofrecimiento del presidente de una solución intermedia a la segunda demanda, las comunidades movilizadas fueron cautas. Reflexionaron junto a sus dirigentes antes de dar una respuesta. Sabían que no podían confiar en el poder, ya lo habían comprobado en el gran levantamiento dos años atrás. Decidieron quedarse en Quito hasta que los ofrecimien
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  deshaciendo (Hugo Noboa Cruz, 2016) https://clubdeescritura.com/obra/10668250/deshaciendo-texto-completo/
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versosarmados (Hugo Noboa Cruz, 2009) https://clubdeescritura.com/obra/10404121/versosarmados-texto-completo/ 
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  4. Entre las calles y Elena (2015 – 2016)  33 AÑOS DESPUÉS   Como en los viejos tiempos, un Hernán maduro pero jovial y dinámico, con su abultada melena y su barba plateadas, lo que para algunas mujeres resultaba atractivo, entre amigos y compañeros que compartían mucho más que ideología, recorría las calles del centro histórico de Quito, radiante. No había visto una marcha de esas magnitudes en los últimos tiempos, quizás nunca en su vida, que no era corta. Los periódicos al otro día y las primeras notas de algunos medios electrónicos, el Facebook y el Twitter, en esa misma tarde y noche, circulaban fotos, videos y mensajes que daban cifras disímiles. Algunos hablaban de más de doscientos mil personas, los más cautos decían ciento cincuenta mil, lo cierto es que eran ríos inmensos que engrosaban por las bocacalles. Pero, para el gobierno, no eran más de cuatro pelagatos. Aquel día majestuoso, por horas encerraron en la Plaza Grande a los pocos partidarios del gobierno que ha